Es interesante como a veces la vida nos puede llegar a sorprender cuando menos lo esperas. Te levantas en la mañana, con la promesa que este podría ser el mejor día de tú vida…. O tal vez el peor. Pero cada quien a pesar de ello, trata de dar lo mejor de sí. Y es esto lo que exactamente le ocurre a Sam. Primero porque no hay nada más desagradable que ir en busca de tus cosas a la casa de tu ex, y que ella esté dando una tremenda fiesta con sus amigos…. Y su nuevo novio. Quizás algunos dirán, que mejor olvidarlas y del resto no nos acordemos. Pero para un músico sus grabaciones son oro, así como para nosotros ocurre lo mismo con nuestros borradores. Y es que debe ser frustrante ser escritor (no famoso, pero escritor al fin y al cabo), pero no tener con que escribir. Y segundo porque sin intención de sociabilizar con nadie, Sam termina quedándose dormido, mientras el resto se divierte. Y el tercer punto se come (literalmente) a las dos anteriores. Principalmente porque luego de aquella buena siesta, al abrir la puerta ves que todo está inusualmente tranquilo. Y como para empeorar aún más las cosas, te das cuenta que las paredes están recién pintadas con al sangre sabe Dios de que alma.
Como es obvio (al menos nos atrevemos a dar una idea de lo que ustedes harían en un caso así), sólo basta mirar por la venta para darnos cuenta que el mundo se ha ido prácticamente a la mierda. Afuera, hay cosas que alguna vez fueron personas, y al parecer ya no están interesados en sociabilizar los unos con los otros (a no ser que seas uno de ellos, claro está). Marcar el número de emergencia no es una opción. Miras a tú alrededor, y ves que estás atrapado en un edificio donde aparentemente no hay mucho por hacer. Y es aquí donde nace una pregunta (que puede ser obvia) pero, como sea, es muy necesaria: ¿Qué harían ustedes?
Ante una respuesta incierta, al menos podemos dar nuestra propia visión al respecto. Y es que siempre estuvimos esperando una película como esta, ya que (al menos nosotros) haríamos exactamente lo mismo que Sam. A la mierda con las personas, si la mayoría están muertos o convertidos en fiambres andantes (la palabra zombie, como que ya nos está cansando un poco (¡!)). Pueden haber un par de sobrevivientes como Sam, ¿pero para que ir en su búsqueda su hasta ahora todo lo necesario está al alcance de la mano? A la mierda con las travesías tipo The Walking Dead, donde se corre más riesgo de morir a manos de otro sobreviviente, que de un fiambre andante (suena bonito ¿no?).
Imagino que a estas alturas, ya se ha captado el mensaje. Y es que para alguien que tiene un especial apego por la soledad (como nuestro buen amigo Sam), las cosas en una situación extrema son infinitamente más fáciles.
Primero porque no corres riesgos innecesarios, que terminen por destruir la pizca de tranquilidad que te queda. Segundo porque no tienes que aguantar a personas, con las que en tu vida has interactuado. Y tercero (aunque se lea contradictorio, de hecho lo es) a todos nos gusta hablar con alguien de vez en cuando. Ya sea un familiar, amigo, conocido, la ouija, etc. da igual, si en este mundo no estamos solos. Diferente es cuando de un día para otro lo estás sin más remedio, y no precisamente por opción propia. De seguro que esa sensación de aislamiento, tarde o temprano nos hará tomar (a veces) no las mejores decisiones. A pesar de las circunstancias, estamos seguros que tomaríamos las mismas decisiones que Sam (sobretodo la última) ¿hasta cuando?, pues eso (quizás) nunca lo sabremos.
Definitivamente, una de las más reflexivas de nuestro ciclo. Y ojo, que se viene pronto otra…..
Título: "La Nuit A Dévoré Le Monde" (2018).
País: Francia.
Director: Dominique Rocher.
Guión: Jérémie Guez, Guillaume Lemans, Dominique Rocher (basada en la novela Pit Agarmen escrita por Martin Page).
Protagonistas: Anders Danielsen Lie - Golshifteh Farahani - Denis Lavant.
Ha escrito para ustedes @TomAstrovolt
Saludos y nos vemos en la próxima.
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