Título: "Der Hauptmann" (2017).
País: Alemania.
Director: Robert Schwentke.
Guión: Robert Schwentke.
Música: Martin Todsharow.
Protagonistas: Max Hubacher - Frederick Lau - Bernd Hölscher - Waldemar Kobus.
De seguro que para los amantes del género bélico, esta debe ser una verdadera rareza (y de hecho lo es). Últimamente son ya muchas las historias alternas, que ocurren durante y posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero hablando desde el plano estrictamente real histórico (por lo visto) la narrativa no parece agotarse. Solo es cosa de tiempo, que el cine nos siga sorprendiendo con sucesos muchos de ellos aún no revelados. Y que logran acercarnos cada vez más a una realidad afortunadamente no vivida, pero que es parte de algún tipo de reflejo de la evolución…… ¿o será más bien parte de la miseria humana? Pues no lo sabemos con certeza. No obstante, Der Hauptmann no nos ha dejado para nada indiferentes (quizás noqueados, sea la palabra más exacta).
Los motivos están bañados de tanta ironía, que no sabemos como reaccionar ante ella. Porque durante la guerra, (entre otros lamentables acontecimientos) hubieron muchos que desertaron a pocas semanas de que esta finalizara. Poco o casi nada se sabe que pasó con muchos de ellos. Las noticias de que los alemanes estaban perdiendo cada vez más protagonismo fue comentario obligado a nivel general. Fue así que a pocos días del final, hubo uno de estos desertores llamado Willi Herold. Herold (quien con tan sólo 20 años) se convirtió en uno de aquellos fugitivos de la casi post guerra, que sobresalió por algo más que ser un simple desertor.
En aquella época, buscar a un desertor era algo así como estar en una guerra dentro de otra guerra. Habían campos que solo albergaban a prisioneros, que habían cometido este y otros delitos altamente sancionables. Pero cosas del destino, Herold en su calidad de fugitivo pasó hambre, frío y el innegable rechazo de una sociedad que nada quería saber con los soldados alemanes. Muchos robos, etc. eran castigados por los mismos ciudadanos con la muerte. Y también a muchos de ellos, Herold pudo sobrevivir. Hasta que llegó el día, en que cambiaría absolutamente el curso de su propia historia. Una tarde cualquiera, encuentra un vehículo abandonado a campo abierto. En el había un par de víveres….. y el uniforme de un capitán de la Luftwaffe (la fuerza aérea nazi). Como es de imaginar, otros soldados perdidos se encuentran con el impostor y casi por osmosis le rinden un particular tributo, producto de su importante grado militar. Es así que en una muy improvisada comitiva, el pseudo capitán se dirige hacia Aschendorfermoor (un campo de prisioneros, que incluye entre otros…a desertores). Y este, a su llegada les informa a las autoridades del lugar, que se encuentra en una misión secreta bajo órdenes directas del mismísimo Adolf Hitler.
Dirigida excepcionalmente por el alemán Robert Schwentke (quien extrañamente ha dirigido películas, sorpresivamente muy comerciales). Der Hauptmann, es lejos la película más endemoniadamente irónica y cínica que hemos tenido el placer de ver. Cada escena, cada encuadre, cada situación está impregnada de un humor negro tan potente. Que nos avergüenza, haber reído en algunos de los momentos más memorables de su historia. Pero que el buen lector no se engañe, no estamos frente a una comedia, ni nada que se le parezca (aunque claro, ya lo dijimos, la magnifica obra de Schwentke es una oda absoluta a la ironía). Ya que tiene momentos tan brutales, que incluso podemos ser fácilmente seducidos por algunos de sus personajes, que logran crearnos cierta simpatía dentro de un caos que se mantiene en constante alerta. Pero aquí la desilusión, está a la vuelta de la esquina (y hablamos de sus personajes). La atmósfera, en la cual se va desarrollando la historia es algo así como salir de un infierno para caer a otro aún peor. Y ante esto, es inevitable no percibir los cuestionamientos (bastante contradictorios) que refleja el comportamiento humano en tiempos de guerra. Y esto es tan notorio, como una herida abierta aún sangrante.
Imposible no reconocer el impresionante trabajo de Max Hubacher, como el escurridizo soldado Herold. Quien logra momentos absolutamente insuperables, y que en varios casos nos ha llegado a perturbar dramáticamente. Pero le siguen, un reparto que está a la altura (en distintos niveles) de los acontecimientos, por lo que no hemos podido dar con errores notorios que desestabilicen la historia. Todo lo contrario, la película en sí misma es un ejemplo claro de como una buena dirección puede darnos más de alguna grata sorpresa (aunque sea a costa del más terrible de los sarcasmos). Si fuéramos críticos de la Academia, le daríamos el Oscar a la Mejor Película Extranjera, sin necesidad de ver a los demás postulantes (así de categóricos).
Imperdible e insuperable obra, que parece mentira……... pero ¿Puede llegar a existir algo (por remoto que sea) más irónico que la vida misma? (pues este es un muy buen ejemplo de ello). Un historia basada en hechos reales, (que es lejos) lo más cercano a un escupitajo en pleno rostro).
Ha escrito para ustedes
@TomAstrovolt
Saludos y gracias por leer.
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