miércoles, 16 de mayo de 2018

Posiblemente los "susurradores" serán una de las apuestas para la novena temporada de The Walking Dead (+News).


Como suele ocurrir, las expectativas no se hacen esperar luego que finalizara la octava temporada de esta, una de nuestras series preferidas. Si bien, aún no es un tema confirmado, cada vez más está sonando el nombre de los llamados “susurradores” como uno de los platos fuertes de esta próxima entrega. Estos son sobrevivientes del apocalipsis al igual que Rick y compañía, pero con una gran diferencia: estos no se enfrentan a los muertos vivos, sino que se hacen pasar por ellos. Cubren su cuerpo con piel putrefacta para poder caminar entre las hordas, y así no ser detectados. Los “susurradores” son liderados por Alpha, quien es una de las archienemigas de Rick en los comics.
Según algunos medios, los productores ya se encuentran buscando a los actores que darán vida a la que será una de las novedades de la novena temporada.
Por otro lado, Avi Nash (Siddiq, el médico que fue ayudado por Carl) y Callan McAuliffe (Alden, ex Salvador quien renunció a las reglas de Negan, para unirse a la comunidad Hilltop liderada por Maggie). Fueron ascendidos como actores regulares de la serie, lo que significa que ya están confirmados para ser parte de la novena temporada. Al parecer, sus personajes tendrían una importante evolución, considerando las innumerables bajas que dejó la temporada pasada. Dónde sin lugar a dudas la muerte de Carl, fue lejos la que más nos ha pesado.
Y como ya es sabido, a principios de este mes se inició oficialmente el rodaje de la que será esta novena temporada. Y por ello, incorporamos un par de fotografías (las primeras de hecho) que muestran cómo serán algunas de las locaciones. Las imágenes hacen referencia a Washington D.C. o a alguna área no muy lejana a Alexandria, (considerando que la serie no ha salido de Virginia desde hace varias temporadas, pese a estar rodada en el estado de Georgia). Muchos ya están mencionando una especie de salto en el tiempo, con algunos personajes investigando más allá de Alexandria.
Y para finalizar, una noticia que aún se encuentra en desarrollo (que creemos es la más interesante de todas). Posiblemente en la nueva temporada, habrá un tema más desarrollado sobre la relación entre Carol y Daryl. Considerando que últimamente han estado bastante alejados, a causa de los obvios acontecimientos. Si bien, Daryl no ha interactuado con ningún otro personaje del sexo opuesto, sería interesante al menos ver otra faceta del personaje, y al parecer esta nueva temporada nos traerá más de alguna sorpresa, por lo que sólo nos resta esperar.

Para más ingresa a la etiqueta The Walking Dead News (Aquí)
P                 

lunes, 14 de mayo de 2018

Todo libro esconde una historia aún no contada...

Titulo: "Basada en hechos reales" ("D'après une histoire vraie") (2017).
País: Francia.
Director: Roman Polanski.
Guión: Roman Polanski, Olivier Assayas (basada en la novela escrita por: Delphine de Vigan).
Música: Alexandre Desplat.
Protagonistas: Emmanuelle Seigner - Eva Green - Vincent Pérez - Damien Bonnard - Camille Chamoux - Josée Dayan - Noémie Lvovsky - Dominique Pinon - Brigitte Roüa - Alexia Séféroglou.
Uno de los peores tormentos para un escritor, es que las ideas no fluyan de manera natural. Y a veces, la encrucijada que puede suponer (y adquirir) un momento de inspiración, suele venir de la mano de factores completamente externos. Desde que nos sentamos, y anhelamos que un espíritu kafkiano (volamos muy alto, lo sabemos, pero no pudimos con la ansiedad de vanagloriar aunque sea un poco nuestro literato), guíe nuestras manos para pulsar las letras correctas en nuestro ordenador. La vida del escritor está llena de matices y tópicos muy interesantes, pero como dijo capote: “… Un día, empecé a escribir, sin saber que me había encaminado, de por vida, a un noble pero despiadado amo…” y el flagelo posterior nos condena de por vida a ser triplemente más observadores que el común de los mortales. Y muy pocos (a excepción de otros escritores) son capaces de entenderlo. Y como iniciamos este necesario (¿prefacio o simple retórica?), los tormentos de un escritor, son muchos. Pero aún peor, es el hecho que dicho tormento cobre vida y forma humana, y nos quiera fulminar en el peor de los epílogos…
Delphine Dayrieux es una escritora que con tan solo una novela a cuestas, ha conseguido un muy notable éxito. Pero los problemas se suscitan en el momento de mayor stress: cuando Delphine decide comenzar a trabajar en su esperado segundo libro. Sentada en su escritorio junto a su ordenador, mira la pantalla fijamente, sin que ninguno de sus dedos teclee letra alguna (más bien sus manos permanecen suspendidas en el aire, como un animal a punto de atacar a su presa). El momento, el ambiente, la situación misma está sobrecargada de expectación. Su respiración normal, cambia a exaltado. La mirada se desvía hacia el gran ventanal que tiene frente a ella, y con una mano cierra la pantalla de su ordenador con notoria frustración. Sus ideas no están fluyendo de manera natural, todo parece más bien, una especie de tortura psicológica. Algo (quizás la presión de superarse a si misma) no la deja seguir. Y hay muchos que la esperan para saber si el tiempo ha valido la pena. Porque las expectativas cada vez más son mucho más altas. Y la pobre Delphine, está prácticamente al borde de un colapso nervioso. Casi sumida en la más silenciosa, pero desgarradora depresión conoce a Elle, una especie de ángel salvador.
Elle, es todo lo contrario a nuestra escritora en crisis creativa. Elle es dueña de una inmejorable elegancia, sofisticada, misteriosa y arrastra una enorme carga sexual. Una especie de femme fatale moderna. Sin imaginarlo siquiera, un día se conocen y entablan una amistad al principio superflua. Pero poco a poco Delphine sentirá apoyo y un extraño alivio ante su negación al aceptar su nueva situación de escritora famosa. Por lo cual, Elle se convierte en una especie de asesora que le permitirá a Delphine desde organizar sus compromisos profesionales, así como reordenar su casi inexistente vida personal. Y eventualmente las ideas para el nuevo libro (esta vez de un tono mucho más íntimo), por fin comenzarán a aflorar, pero esta vez desde una perspectiva muy diferente a lo esperado.
Hace mucho tiempo que no veíamos una obra de Polanski (hoy acusado de abuso sexual) por estas tierras. Y hay que decir, que si bien esta no es una de sus mejores películas. Al menos tiene un par de pinceladas que dejan claro que esta obra tiene su más absoluta autoría. Y es que para nosotros ver una película cuyo personaje principal es un escritor, nos llena el alma, y ejemplos de ello a lo largo de la cinematografía mundial resulta prácticamente innumerables. Ahora bien, nos ha llamado la atención enormemente las referencias cinéfilas que Polanski hace a varias películas de similar historia, y hay unas que son mucho (o casi descaradamente) parecidas. A esto agregamos una que otra escena que raya en lo ridículo, por lo que nos atreveríamos a decir que estamos ante una especie de parodia no declarada. Donde sin lugar a dudas la siempre elocuente Eva Green, se complementa casi a la perfección con la musa de Polanski Emmanuelle Seigner. 
Como mencionamos anteriormente, esta no es la mejor obra del realizador francés. Pero sin duda que con su experiencia, nos entrega un par de buenos momentos que hemos sabido apreciar. Ya que juega mucho con lo que percibe el espectador, y con lo que es capaz de mostrar. O lo que es mejor aún, no llega a mostrar lo que el espectador quiere ver, ¿se entendió el intento de trabalenguas? Y es por ello, que prefiere suprimir todo detalle que haga caer su historia en lo obvio (aunque debemos decir que aquí tampoco hay que pensar tanto). Desde ahí en adelante nos logró interesar, con una historia que si bien, no es de las más originales que hay. Al menos nos dejó preguntas sin responder, digno del epílogo más descarnado, como la lucha de una escritora con sus propios demonios internos.

jueves, 10 de mayo de 2018

En lo profundo del mar... puede que no estén todas las respuestas

Titulo: "Inmersión" ("Submergence") (2017).
Países: Alemania, Francia, España, Estados Unidos.
Director: Wim Wenders.
Guión: Erin Dignam (Basada en la novela escrita por J.M. Ledgard).
Música: Fernando Velázquez.
Protagonistas: James McAvoy - Alicia Vikander - Alexander Siddig - Celyn Jones - Reda Kateb - Mohamed Hakeemshady - Clémentine Baert. 
Danielle y James se conocen en un idílico hotel de la costa atlántica francesa. Ella es una biomatemática que trabaja en un proyecto de inmersión en las profundidades del océano, que intenta demostrar el origen de la vida en el planeta. El es un ingeniero hidráulico, quien tiene un interesante proyecto revolucionario para presentarlo en África. Juntos, viven un romance de ensueño absolutamente inesperado que traspasará las barreras de sus respectivas ocupaciones, ya que por sus compromisos laborales tienen que separarse, pero con la promesa de que pronto se volverán a  reunir. De eso ya ha pasado un año, y Danielle no volvió a saber más de James, no se ha cansado de llamar y enviar mensajes a su móvil, sin obtener nunca respuesta alguna. Lo que ella ignora es que James ha sido tomado como rehén por terroristas yihadistas en Somalia, quienes sospechan que en realidad James es un espía británico. Retenido en una habitación sin ventanas, en condiciones infrahumanas, será sometido a todo tipo de torturas. Pero Danielle presiente que algo malo ocurre, y a su pesar no está en sus manos poder ayudarlo.
Este es el argumento de la nueva película del reconocido director alemán Win Wenders, que tiene divididos a los críticos especializados. Principalmente (y nos sumamos a la moción) porque su guion no va absolutamente a ninguna parte. Y creemos que aquí, no está en tela de juicio el talento indiscutido que tiene Wenders para contar historias (sobretodo por su excepcional manejo en todo lo que respecta al atractivo visual de todas sus películas, y que esta en particular no queda exenta de ello). También tenemos actuaciones interesantes, considerando que todo el peso de la historia se la llevan Alicia Vikander (insuperable en “ExMachina” y “La Chica Danesa”) y James McAvoy (imposible no recordar “Split” luego de verlo en tantos primerísimos primeros planos de su rostro, donde notamos un par de expresiones de Kevin Wendell Crumb (lo sentimos James, pero te hemos pillado)). Y una musicalización bastante interesante a cargo del compositor español Fernando Velázquez (“Mamá”, “El Orfanato”). Sumando a Wenders tras las cámaras, no hay que ser un genio para darse cuenta que tenemos una producción de pesos pesados frente a nosotros. Pero algo aquí no nos ha convencido del todo. Principalmente porque el tono de la
película es incierto, es una mezcla hibrida de amor trágico que se difumina con terrorismo, y que además sugiere asuntos existenciales. Wenders no profundiza en ninguno de ellos, y eso nos hace cuestionarnos una y otra vez, que es lo que en realidad estamos viendo. Porque a simple vista parece un experimento visual, que no sabemos por donde agarrarlo. Y solo nos resta pensar que el director ha preferido la austeridad absoluta (y casi frívola) en plantear sus ideas para volverse completamente abstracto. Y es que nadie mejor que nosotros amamos las propuestas independientes. Pero nunca llegamos (por ejemplo) a conmovernos por la historia de amor (y hasta hicimos esfuerzos por asomar, aunque sea una mísera lágrima, y eso que las escenas en que los dos personajes estaban conociéndose eran innecesariamente extensas (tiempo hubo para llorar, pero ese tampoco era el punto G de la historia)). Esperábamos que los descubrimientos de Danielle, nos elevaran espiritualmente (porque pensábamos que ese finalmente era el núcleo de todo, pero nos equivocamos otra vez (se generaron preguntas, pero que jamás fueron respondidas, cosa lamentable porque pudo haber sido lejos lo más interesante de ver de toda la película, porque un lindo paisaje y un excelente open no eran suficientes)).
No obstante, la única vez que nos pudimos compenetrar con la historia fue en la mayoría de las escenas donde James, pasa de un lado a otro para que los yihadistas se decidieran quien lo iba a enviar a mejor vida. Y es aquí donde por fin pudimos ver al Wenders de siempre, porque se quiera o no, el género bélico se le da de las mil maravillas.
“Inmersión” no es la mejor película de Win Wenders (y es que tampoco somos muy fans de su filmografía a decir verdad), pero tampoco es la peor. Lo que suele ocurrir con muchas de las películas, es que a veces no se le da total libertad al director para realizar lo que realmente quiere filmar, mucha de la culpa la tienen los grandes estudios, que priman lo comercial por sobre lo artísticamente loable. Y puede que aquí hubo mucha mano por sobre la de Wenders, y el gran fallo de todo (y como resultado) es un camino largo que no sabemos a donde nos pueda llevar.

lunes, 7 de mayo de 2018

Lo que no está en nosotros, lo podemos aprender


Titulo: "Tierra De Dios" ("God´s Own Country") (2017).
País: Reino Unido.
Director: Francis Lee.
Guión: Francis Lee.
Música: A Winged Victory For The Sullen (Dustin O´Halloran, Adam Wiltzie).
Protagonistas: Alec Secareanu - Josh O'Connor - Gemma Jones - Ian Hart - Harry Smith.
Pocas veces podemos ver películas, cuyas historias carecen de algún tipo de pretensión. Y a decir verdad, este es el último motivo por el cual un director de cine realiza determinada película. Contar historias no es fácil, y menos traspasarlas a la gran pantalla. Mas importante aún, es ver alguna película que nos deje algo en que pensar. Y eso es lo que nos ha ocurrido con “Tierra De Dios”, opera prima dirigida por Francis Lee. Y con pensar, no nos referimos al concepto complejo de la palabra, sino más bien a todo lo contrario. El simple hecho de despojarnos de todo lo que solemos aparentar (llámese mecanismos
de defensa) y mostrarnos tal cual somos, sin miedos, sin prejuicios. Porque esa es la esencia de “Tierra De Dios”, aquí todo es simple, todo es austero. Y aquí la única pretensión es el significativo esfuerzo de Lee por entregarnos una historia honesta y que logra traspasar la barrera de ficción (a pesar que esto no es necesario, se agradece de todas formas). Dejándonos en claro que lo único complejo en realidad son las relaciones humanas. La forma en que interactuamos con las personas que componen la sociedad, es quizás uno de los cuestionamientos universales más interesantes de analizar. Y para ello, Lee nos ubica en lo que podríamos llamar como un espacio neutro.
Johnny Saxby es un joven que vive del cuidado de ovejas, junto con su padre y su abuela en un sector rural al Norte de Inglaterra. Todo en el lugar es rutinario y monótono, por ello la única entretención a la que Johnny puede acceder se encuentra en el bar del pueblo, donde puede ahogar sus frustraciones en alcohol, y uno que otro encuentro sexual casual. Para él no hay más vida que esa, pero casi de forma inconsciente su familia, y su deber para con ellos, le impide tomar la decisión de conocer el mundo y desarrollar profesionalmente sus habilidades (al menos) a lo que a cuidado de ganado se refiere. Es por eso, que su actitud fría y rebelde se impone por sobre todas las cosas. Pero pronto llega la temporada de partos de sus ovejas. Y para hacer un trabajo (que es más difícil de lo que se cree) su padre Martin ha contratado a Gheorghe, un inmigrante rumano para que ayude con esta y otras tareas a Johnny. Al principio, las cosas no funcionan muy bien, pero pronto uno de ellos aprenderá una importante  lección de vida.
Si bien, es casi imposible no compararla con “Brokeback Mountain” (2005) de Ang Lee (al menos y tan sólo en un par de  similitudes). Esta en particular carece de ciertas situaciones forzosas, que puedan llegar a marcar el enfoque de la historia. En su defecto, tenemos una película sencilla (que ya ha cosechado bastante elogios en cuanto festival ha sido exhibida), que incluye una impresionante banda sonora, y por sobretodo grandes actuaciones. “Tierra De Dios” es una película de la cual podemos reflexionar sobre las necesidades más inmediatas del ser humano, y hasta que punto ciertas cosas nos pueden llegar a cambiar la percepción de todo cuanto nos rodea, ya sea para bien o para mal. Solo basta detenerse un momento para pensar, que hoy no somos ni la cuarta parte de lo que alguna vez fuimos.