lunes, 31 de octubre de 2016

"Advenimiento: Trilogía De Lo Grotesco" (Tercera parte y final) (Relato VIII) (+18).

Advertencia: Contenido puede afectar sensibilidad del lector
Cada uno con sus linternas trataban de iluminar la entrada a aquella catedral. Mientras se abrían paso no sin dificultad, tratando de no tropezar con los múltiples objetos que dominaban gran parte del suelo. Todo estaba tan deteriorado, que era casi imposible determinar el tiempo que ese lugar estaba abandonado. O lo que era más extraño aún: ¿Quiénes habían vivido ahí? ¿Por qué se fueron? Algunos cuadros representaban la expulsión de Satanás del cielo y cosas como esas. Pero no tardaron en darse cuenta que los motivos demoníacos era un denominador común en todo el diseño del lugar. No había nada que los hiciera sentir tranquilos en ningún momento. Cuando se acercaron al altar, miraron una tenue luz rojiza que provenía de un pasadizo que iba en descenso. Algo los estaba invitando a seguir aquel camino. En completo silencio descendieron y con la inevitable sensación de peligro que comenzaba a crecer en cada uno de ellos. El opresivo lugar se veía más y más reducido a medida que avanzaban. Haciendo que caminaran encorvados por momentos. Momentos que a ellos les significó una eternidad. El sudor y la respiración acelerada anunciaban que la angustia los comenzaría a devorar en cualquier momento. Por fin una luz más potente al final de su recorrido alivió un poco sus estados alterados. Pero que no duró mucho, cuando observaron con horror a su pequeña hija amarrada de brazos y piernas elevada a un par de metros del suelo, semidesnuda e inmóvil. Todo el lugar estaba iluminado sólo con velas negras, y simulaba un macabro altar de muros hechos con cráneos y huesos humanos.
Ninguno pudo contener las lágrimas. Y cuando corrieron hacia la pequeña para socorrerla, esta vomitó un impresionante flujo de sangre que los empapó a todos. Haciéndoles detenerse en seco. Y fue entonces que escucharon un gruñido de ultratumba que hizo retumbar toda la estancia. Sucumbidos al temor, se estremecieron cuando vieron descender tres hombres altos y fornidos con un gran abrigo negro y unas alas envueltas en llamas. Agalariept se posó a la izquierda de la niña agonizante, Behemoth tomó lugar a su derecha, y Balthazar se posó entre sus piernas, de espaldas a ella. Mirando con profundo odio a aquella familia que no hacia otra cosa que pedir clemencia entremedio de sus heces y orina. La profecía debía cumplirse, y la niña había nacido con la marca que salvaría a la humanidad de los males que ellos mismos habían creado. Pero Satanás jamás se había cansado de dar con ella, generación tras generación, legión tras legión. Y la haría sufrir inmisericorde para que el plan de Dios nunca sea llevado a cabo. El humano debía seguir sufriendo hambre, enfermedades y todas las peores penas del infierno. Porque simplemente no quisieron entender el real motivo por el cual habían sido traídos a la tierra. Y ahora el inicio de un nuevo orden mundial se estaba ejecutando. Y los emisarios de Satanás estaban haciendo un gran trabajo de doblegar sus fuerzas y hacer caer la débil voluntad humana. Aquella familia no significaba absolutamente nada para Balthazar.  Serían un puñado más de simples mortales de los que bebería su sangre y luego cometería todo tipo de perversiones sexuales con sus cadáveres. Desde que fue  obligado a renunciar a ser humano, cumplió a cabalidad con cada uno de los mandatos del altísimo. Y esta noche todo debía concluir. Estiró su mano provista de afiladas garras, y de entre las osamentas salió disparado hasta ella un crucifijo antiguo. Mientras la familia era elevada con los brazos extendidos y las piernas juntas. Absolutamente desprovistos de todo control sobre su cuerpo. Eran obligados a observar el inicio de la tortura al que la pequeña Lily sería sometida. Agalariept y Behemoth volaron hasta ellos y tomaron a la fuerza a Lourie mordiéndola varias veces hasta desgarrar su piel. Los gritos se oían amplificados en esa especie de caverna de lamentos y gemidos. Behemoth le despedazó completamente el rostro y terminó con ella lanzándola con un poder terrible hasta un grupo de filosos escombros que terminaron por atravesar su lacerada carne. Agalariept se posó detrás de los sobrecogidos padres. Mientras los manchaba con la sangre de su querida hija mayor, que emanaba de aquella impresionante hilera de filosos dientes. Balthazar por su parte tomó el crucifijo con las dos manos y violentamente penetró integro aquella inocente entraña, que se desgarró completamente. Su pequeño cuerpo se retorcía en espasmos de dolor y gritos. Balthazar con una sola mano le arrancó un brazo. Y lo lanzó a cualquier parte, mientras los muros de huesos se teñían de sangre inocente. Con la mente y sus almas trituradas, los padres no paraban de gritar maldiciones y pedir clemencia. La niña daba signos de estar teniendo un ataque cardíaco. Pero Balthazar no perdió tiempo, se puso a la altura de su cabeza, hundió sus aterradoras garras en su cuello y con la ferocidad de una criatura de las tinieblas se la arrancó de una sola vez. Luego la ensartó en una de las tres púas que había en el altar, extendió sus alas de fuego y comenzó a recitar un conjuro. Agalariept retorció las cabezas de los padres, hasta que la separó de sus cuerpos. Los ensartó cerca de la niña que había muerto con una horrible expresión en el rostro. Los dos extendieron también sus alas y se quedaron inmóviles. Un gran terremoto se hizo sentir, desde los cielos se escucharon ruidos atemorizantes, las luces se apagaron, las estrellas desaparecieron. La suma de todos los males se acercaba para ocupar un lugar que no le correspondía. La tierra se abrió, dejando escapar las llamas del averno. Gente buena y mala sería torturada por igual. Nadie quiso escuchar, todos dijeron que este día jamás llegaría. Y ahora ya nada más quedaba por hacer, que esperar una muerte dolorosa y cruel.
Tom. M (Prometheus Sulaco).

domingo, 30 de octubre de 2016

"Nuestra Señora Del Perpetuo Flagelo: Trilogía de lo grotesco II" (Relato VII).


“… su caminar se vio interrumpido por algo que provenía del cielo, haciendo que llamara enormemente su atención. A una considerable altura, una luz anaranjada se movía aparentemente junto con él. Quizás su imaginación le jugaba una mala pasada. Decidió comprobarlo apurando progresivamente el paso. Pero su terror se magnificó cuando aquello descendió a una velocidad espantosa y se interpuso amenazante en su camino. No le dejó otra opción que detenerse abruptamente siendo presa del pánico que lo comenzaba a dominar poco a poco. Nunca imaginó que aquella luz fuera tan enorme. Notó que cambiaba de colores aleatoriamente, del naranja al azul, luego rojo, verde, y otros que no creyó que podían existir. Eran tan brillantes, que parecía día dentro de la espesura de aquella noche. Pero no lograban dañar sus ojos. Trató de escapar, pero su cuerpo simplemente no le respondió. El frío sudor hizo que se estremeciera por completo. Estaba a merced de algo inexplicable, con un propósito pronto a ser develado. Se disponía a gritar ayuda con todas sus fuerzas, pero algo más increíble ocurrió. Las luces se apartaron del centro. En el fondo de aquellos destellos se ocultaba algo completamente sólido. Dejando al descubierto lo que a simple vista parecía agua suspendida. El pavor hizo que no notara como la orina mojaba indiscriminadamente su pantalón. Escuchó un repentino zumbido y…”


-Papá, con mi hermana Lourie y mamá estamos listas hace media hora ¿vamos a salir o no?
-Ya voy hija, escribo un par de líneas más y termino.
-Pero todo este rato me has dicho lo mismo. No cumples tus promesas, y ya no te voy a querer más.
-Bueno, vamos, mañana sigo ¿ya están listas?
-¿!¡? Ya te dije que si. Que raro te pones cuando escribes.
Aquella tarde de picnic en familia, era el primero desde que la pequeña Lily había sido dada de alta. Luego de que le trataran una grave insuficiencia pulmonar. A sus cortos ocho años, ya había tenido un par de encuentros con la muerte. Y nada mejor que un paseo por el parque para que todos liberaran tensiones. Juan, su padre pasaba horas y horas en su despacho, tratando de terminar su nuevo libro. Pero también tenía una familia de la que ocuparse. Ya su esposa Lorene así se lo había echo entender. Por ello, lo correcto era que todos se sintieran a gusto aquella tarde. Pero ya comenzaba a oscurecer. Y mientras recogían sus cosas, Juan aprovechó para caminar un momento mientras se lo permitiera la poca luz que quedaba. Se quedó admirando un paisaje que se volvía cada vez más lúgubre. Pensó en un posible final para su libro. Pero ruidos que provenían de los árboles lo distrajeron. Trató de forzar su vista casi en vano y lo que vio lo dejó dividido entre la sorpresa y el horror. La silueta de un hombre que al parece vestía un abrigo largo flotaba entre las ramas más altas de los árboles. Sin perder tiempo, sacó su smarthphone para grabarlo en video, pero los gritos de su familia lo llamaban incesantemente. Lorene y Lourie lloraban mientras nerviosamente trataban de iluminar el lugar con sus linternas. La pequeña Lily había desaparecido. 
   La noche anterior, había sido lejos la más angustiante para aquella familia. Laurie, fue la primera en levantarse. Y lo que menos podía hacer era dormir. Se dirigía a la cocina, cuando vio que alguien tiraba un papel por debajo de la puerta principal. Rauda fue a mirar de quien se trataba pero no alcanzó ver a nadie. Sin disimular su temor, abrió la nota y fue a despertar a sus padres. Los tres estaban siendo convocados a un lugar desconocido y con una amenaza latente: “si no quieren que su querida hija muera, no avisen a la policía”. Esperaron hasta altas horas de la noche para salir. Y sin tener más opción, llegaron, no sin dificultad al lugar señalado. Que no era otra cosa que una especie de pueblo abandonado a las afueras de la ciudad. Buscaron el nombre de la calle, y lo que estaba frente a ellos no podía dramatizar aún más su angustiosa situación. Una enorme iglesia estilo neo-gótico, ubicada en la avenida Nuestra Señora Del Perpetuo Flagelo (como una especie de broma de mal gusto, habían cambiado esta última palabra pintandola de rojo) se imponía como fin de su búsqueda y el inicio hacia lo desconocido.  (Continuará…)
Tom M. (Prometheus Sulaco).

sábado, 29 de octubre de 2016

Sufren miles de fans y Robert Kirkman explica por qué tuvieron que matar a Glenn

Como es obvio, el primer capítulo de la séptima temporada de The Walking Dead no ha dejado a nadie indiferentes. Las preguntas sobre quien iba a ser el primero en probar el mortífero bate de Negan, ya tienen respuestas. Pero ahora, las expectativas de la serie crecen y nos deja una nueva incógnita: ¿y ahora que ocurrirá? Y es el mismo Robert Kirkman quien responde a esta y otras interrogantes:
"La muerte de Glenn ha causado una gran conmoción en los fans, y es que nunca lo dimensionamos, nunca pensamos que tendría tanto impacto. Tenemos mucho material generado a causa de la muerte de Glenn en los comics. Mientras intentamos cambiar algunas cosas para mantener el interés de la audiencia. Para mí, en este caso hay muchas cosas que suceden con Rick y Negan a causa de su muerte. Y por su puesto Maggie es alguien que ahora se sitúa en el centro, y si no hubiera sido así afectaban al avance de muchos personajes e historias. Por ello era escencial que parte de la escena de la muerte de Glenn se mantuviera intacta. Sin ir más lejos, reconocemos que con el equipo de producción, tras muchas conversaciones tratamos de que su muerte no fuera necesaria, pero era demasiado complicado mantener con vida a Glenn y luego generar estas mismas historias". Por otro lado, la impactante muerte de Glenn ha opacado tambíen otro personaje no menos querible como lo ha sido Abraham (Michael Cudlitz), quien realizó junto con Steven Yeun, un emotivo video en agradecimiento por el gran cariño recibido todos estos años. Sin duda una de las muertes que se quedarán en la retina de los fans por mucho tiempo.

lunes, 24 de octubre de 2016

La muerte más esperada de The Walking Dead Season 7x01 ya está aquí (¡Advertencia! ¡Spoiler!)

Veíamos este día demasiado lejano, pero por fin llegó. Aun no sabemos si la espera (de 204 días para ser exactos) ha valido la pena. Porque de todos los Spoilers no existe ninguno más horrible e ingrato que este. Y de seguro el nombre de Lucille les producirá escalofríos, porque ya se cobró la vida de uno de los personajes más queridos de esta espectacular (y única) serie apocalíptica. Luego que los productores torturaron a los actores realizando once muertes distintas para que no se filtrara la identidad de la víctima. Finalmente fue Glenn quien conoció a Lucille, y la impactante secuencia la veremos esta misma noche por Fox. El TT #RipGlenn no ha parado desde ayer de responsos. Y es que él fue uno de los personajes iconos de esta serie que cada vez nos sorprende más. Y bueno, esta noche traerá más penurias que ningún otro hasta ahora. Ya que Lucille contabiliza a una segunda víctima. ¿Quién es? Están a tan sólo un par de horas para averiguarlo. Negan, llegó para quedarse y por lo visto no se anda con rodeos. Lejos uno de los más mortíferos antagonistas de estas ya siete temporadas. Descansa en paz querido Glenn.
  

jueves, 6 de octubre de 2016

Cuando te vienen a buscar... (Relato VI)



Casi sin fuerzas, Abel se dejó caer pesadamente en el sofá de su casa. Un estresado día  laboral, había aniquilado el último gramo de energía que le quedaba. Pensó en masturbarse como método efectivo para eliminar (con cada eyaculación) la pesada carga que recaía en sus hombros. Y es que ser repartidor de insumos médicos no le dejaba tiempo para casi nada más. Su vida era un vaivén de cosas a veces de lo más bizarras. Y que una en particular lo estaba haciendo creer, que  su cordura se iba comprometiendo poco a poco. Porque desde hace algún tiempo, veía a todo tipo de personas en la calle que lo miraban fijo. Y el sin entender nada, los saludaba amablemente, pero nunca (en ningún momento) le devolvían el saludo. Y de eso ya iban casi tres semanas. La primera vez, un día como cualquiera, pero muy apacible. Se le quedó mirando una atractiva mujer con las tetas más grandes que había visto en su vida. Para él, podría haber sido una muy buena oportunidad para ligar. Ya que aquella hembra era única y absolutamente penetrable. Pero algo en ella que lo hizo estremecer. Su mirada era penetrante, constante, y absolutamente amenazante. Motivos suficientes para dejar de lado cualquier intención con fines carnales. Así es que, como es obvio corrió como Forrest, con su pene erecto que palpitaba sin parar, escapando quizás de un posible peligro. Pero sólo hace un par de días, pudo corroborar con horror que aquellas personas no eran tales. Mientras salía de un prostíbulo, un hombre de edad avanzada lo escrutaba imperturbable desde la acera de enfrente. Esa noche había sido una de las más calurosas de Febrero. El viejo estaba justo debajo de un poste de luz tenue, que le daba un aspecto extrañísimo a todo su semblante. Abel no estaba tan borracho como para pasarlo por alto. Lo miró fijo, y algo llamó escandalosamente su atención. Aquel hombre no tenía piernas. Desde la cintura para abajo se comenzaba a difuminar todo el resto de su figura. “Eso” era un torso flotando entre el tiempo y el espacio. Su impacto no se hizo esperar, haciendo que emitiera un alarido tal, que casi todas las putas salieron a la calle a ver que pasaba, (a una de ellas incluso le chorreaba semen por la comisura de los labios). Y se encontraron con el que había sido su semental, su macho recio. Tirado en el suelo, tiritando en posición fetal. El pobre pasó una semana con licencia médica. Pero ahora, más recuperado, decidió no prestarle más atención a algo que no tenía una explicación empírica posible. Quizás eran almas en pena, que por algún extraño motivo le querían dar algún tipo de mensaje. Una fuerte algarabía que provenía de la calle, lo hizo salir abruptamente de sus vagas reflexiones sobre lo normal y lo paranormal. Fue a mirar que había pasado, al parecer una horrible tragedia había acontecido. El tumulto que se hacia cada vez más grande no dejaba ver nada. Solo podía ver las espaldas de las personas que observaban con espanto. Como en una especie de cámara lenta tres de ellos se voltearon y lo miraron fijo, mientras apuntaban hacia él. Abel confuso, se dio cuenta que señalaban debajo de su cintura. Y horror de horrores. Sus piernas habían desaparecido. Se había convertido en  “algo” flotando entre el tiempo y el espacio. 
 Tommy M. (Prometheus Sulaco).