País: Rusia.
Director: Svyatoslav Podgaevskiy.
Comprenderán que el ruso no es uno de nuestros fuertes. Pero como el lenguaje del cine es universal, hay cosas que sí podemos percibir con facilidad. Y considerando, que ya hemos hecho en varias oportunidades un breve análisis de lo que el género de terror se ha convertido últimamente. No queremos quedar como simples majaderos insatisfechos, con lo que últimamente estamos viendo sobre uno de los géneros más sobreexplotados del séptimo arte. En su defecto seremos ácidamente diplomáticos y directos que de costumbre, quizás en son de protesta (o por simple antojo). Y tal vez, muchos no estarán de acuerdo (o tal vez sí).
Crear una historia original en tiempos de remakes, y refritos varios. Pues no es tarea fácil, aunque el gran escape parece que viene de la mano de todo tipo de literatura (made in millenials world), algunas más dignas que otras (no todo tiene por que se tan malo en este mundo). El resultado no siempre es el (positivamente) esperado. Aunque no hay que perder la fe, en quienes aún así siguen realizando obras distintas que en su defecto no son de consumo fácil.
El cine ha ido cambiando bastante (y en una oportuna publicación nos explayaremos más al respecto), mientras nos a generado el siguiente cuestionamiento: ¿Por qué el cine de terror actual está cada vez más sumido a la mediocridad?, la verdad es que ya mencionamos que las ideas (y/o creatividad) ya no son las mismas, y el público también ha mutado bastante. Hoy todo viene envasado para consumir y desechar. Por eso, películas tan interesantes (y que escapan a la regla del cine Blockbuster) como The Killing of a Sacred Deer (Leer), The Witch (Leer), Hereditary (Leer), Mother! (Leer), entre muchas otras. Todas tienen una potente y muy interesante carga de terror, que no es perceptible para todo el mundo, y es que no están dirigidas para las nuevas generaciones (que saben poco y nada del género). Porque si para alguien el género de terror, es igual a screamers y sustos baratos, pues de cine de terror saben poco, por no decir nada. Pero la culpa aquí no la tiene nadie, ya que todos comenzamos viendo un poco de esto y aquello, para ir descubriendo por ejemplo a peces gordos del celuloide como: Kubrick, De Palma (quienes tienen un par de películas que ejemplifican de mejor forma lo que el concepto de cine de terror significa). El conocimiento se adquiere solo con saber apreciar (casi) todo tipo de cine, o algo que nos pueda sorprender y (ojalá) nos de en que pensar. Porque aprovechamos de destacar que no necesariamente un cinéfilo tiene que (por algún tipo de regla inexistente) ver todo lo que se le cruce en su camino. La experiencia, poco a poco los irá guiando al descubrimiento de nuevas formas de apreciar el cine. Mas vale decir, el ojo clínico no nace, se hace.
Lamentable es cuando, se cometen crímenes que insultan la inteligencia de quien deseen ver una película de terror. Sin tener que llegar a notar, o el plagio o que aquí no hay mucha más historia que contar. Y exactamente esta ha sido la sensación que nos ha dejado Rusalka: Ozero Myortvykh, luego de verla. Principalmente porque podemos dividir este tipo de cine en dos partes: las buenas películas, y las del montón. Porque no hay nada peor que pensar en que momento terminará la película, mientras la estas viendo (claramente, para nosotros no hay peor augurio que este). Según su magnifico poster (lejos lo único bueno de la película en cuestión), esto prometía y ni siquiera nos hicimos expectativas (y es que tampoco valía la pena hacerlo).
Svyatoslav Podgaevskiy (los reto a que lo pronuncien rápidamente, sin equivocarse), es un joven director que tiene más ganas de hacer películas que buen cine. Tras hacer conocida su anterior (y muy sobrevalorada) película llamada creativamente La Novia, creímos que habría una renovación interesante en el género. Pero la desilusión no fue muy grande (ya dijimos, por falta de expectativas que no hace otra cosa que tirarnos a un pozo en plan Samara). Podgaevskiy, tiene algo en común con Tarantino (si, ya sabemos que les resultará escandalosa la comparación), principalmente porque el cine de Tarantino es un reciclaje de todo cuanto el realizador ha visto a lo largo de su cinéfila carrera. Pero la diferencia es que Tarantino, tiene la intensión (o el talento) de transformarlo en algo mínimamente distinto (aunque al fin y al cabo sigue siendo cine reciclado, nos guste o no). Por otro lado, el caso de Podgaevskiy es que intenta hacer casi lo mismo, pero sin talento (y mejor ni hablar de creatividad). Su nueva película, no va más allá de una simple copia, y las similitudes con cierta obra de Shyamalan (de la que ya muchos imaginarán cual es) no se hace esperar, porque es casi una copia descarada de aquella que mantendremos en absurdo anonimato (pero si hasta la que da nombre al título tiene la misma camisa!). El resto, lo pueden apreciar por ustedes mismos, puesto que cada escena, cada situación es un cliché tan enorme, que no existen palabras para describir tanta ridiculez junta (sin mencionar la gran carga de ingenuidad que carga un guion tan predecible como innecesario). Y ni hablar de las actuaciones que aquí los premios Razzie, de seguro se darían un festín entregando nominaciones hasta a los extras.
En conclusión, este tipo de películas seguirán apareciendo como llagas en la piel de una posesa (y no, no hemos pensado para nada en Regan). Un cine facilón, sin nada de asunto que aporte en lo más mínimo (a excepción de la ambientación, que lamentablemente nunca es debidamente explotada como se esperaría) al género tal y como lo conocemos. Aunque, no obstante las nuevas generaciones se darán un festín con basuras como éstas, y ante esto más sólo nos queda decir: perdónalos señor, no saben lo que hacen!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No olvides dejar tú comentario