viernes, 20 de octubre de 2017

La perversión humana no tiene límites (+18).


Titulo: "Una Película Serbia" ("Srpski film" "Српски филм") (2010).
País: Serbia.
Director: Srđan Spasojević.
Guión: Aleksandar Radivojević, Srđan Spasojević, Jelena Gavrilović.
Música: Sky Wikluh.
Protagonistas: Srđan Todorović - Sergej Trifunović - Katarina Žutić - Jelena Gavrilović - Slobodan Beštić - Lena Bogdanović - Ana Sakić - Nenad Хeraković - Lidija Pletl.
Milos fue un legendario ex actor de cine porno, quien vive aparentemente muy tranquilo junto con su esposa Marija y su pequeño hijo Stefan. Un día es contactado por un extraño personaje llamado Vukmir, quien a través de sus empleados lo cita a una reunión. En ella es tentado para ser protagonista de un ambicioso y oculto proyecto que marcaría su regreso al mundo de la pornografía. La condición es que no
puede saber nada del proyecto hasta que llegue el primer día de filmación. Al principio Milos se muestra no muy entusiasmado con la idea, pero la verdad es que dentro de poco necesitará un trabajo como todo el mundo para poder mantener a su familia. El dinero ahorrado a lo largo de su carrera, se esta desvaneciendo poco a poco entre sus manos, y decide primero consultarlo con su esposa quien opina que no es mala idea después de todo. Hay mucho dinero en juego y esta sería la oportunidad que estaba esperando para retirarse en gloria y majestad de un mundo vicioso y morboso que le dio fama y fortuna. Manteniendo una actitud dubitativa, decide aceptar ser parte del proyecto. Al principio todo parecía tener algún sentido, las filmaciones extrañamente hasta ahora no contenían ningún tipo de encuentro sexual. Y así se mantiene hasta que una mañana despierta acostado en su cama, bañado en sangre y completamente sólo, sin tener ningún tipo de recuerdo de lo que ocurrió el día anterior. Desesperado, inicia un recorrido lugar tras lugar, que lo ayude recordar lo que aparentemente fue obligado a olvidar…


Por fin tenemos un motivo para presentar una de las películas más impactantes y polémicas del 2010 y que en esta lista de Halloween 2017 no puede faltar en tu playlist (si es que son capaces de soportarla por supuesto). 
Si bien esta cinta no fue hecha para agradar a todo el mundo (en varios foros hirvieron los comentarios que la condenaron casi unánimemente), debemos entender el concepto del director Srđan Spasojević, quien se
ha transformado en uno de los directores más viscerales que se tenga memoria dentro de los recovecos del cine más underground, y cuya película significó además su debut como realizador. Spasojević se ha declarado gran admirador de directores como William Friedkin (“El Exorcista”(1973)), David Cronenberg (“La Mosca” (1986)) y John Carpenter (“La Cosa” (1984)), entre otros. Su cine no es apto para débiles de mente (y por que no decirlo, tampoco para débiles de estomago). Y es que hablar de “A Serbian Film” es hablar de degradación  en su estado más crudo. Y fue el mismo director quien explicó la génesis de un argumento tan retorcido como degenerado: ¨Esta una directa parodia ante las películas políticamente correctas que se están produciendo en Serbia y financiadas por empresas
extranjeras. Pero su trasfondo también se centra en acontecimientos tan horribles como lo ocurrido en Bosnia, sobre todo si tienes 20 años y conoces lo que significa que bombardeen tu cuidad de la noche a la mañana. Mi película es una especie de contraataque directo a los censores y a las autoridades, asimismo la corrección política (refiriéndose concretamente a los múltiples efectos de censura) es una forma de fascismo que intenta matar la libertad de expresión¨. Y es que nadie esperaba la polémica que generaría un argumento que definitivamente a todos tomó por sorpresa. 
Lo extraño es que quizás se podía esperar que la película tuviera algún tipo de restricción en Estados Unidos por ejemplo (cuya copia se exhibió con varias escenas cortadas también en otros países). Pero en realidad fue en España donde causó mayor revuelo (incluso el director del festival de cine de Sitges fue acusado por el delito de exhibición de pornografía infantil), y lo más extraño de todo es que la película (a pesar del impacto que provocó en la mayor parte de la audiencia) ganó varios premios en múltiples festivales. Desde entonces, se prohibió cualquier tipo película que incurriera en presentar a menores de edad en cualquier tipo de actitud que atentara contra su integridad
física y mental. Y la verdad es que esta película abre el debate sobre los límites de la censura y los límites hipotéticos sobre la libertad de expresión (así como el arte que no tiene términos medios y es considerado absolutamente subjetivo). Si bien su argumento es algo que no se había visto en película alguna (al menos de forma tan explícita) Spasojević asegura que la sociedad está tan cegada, que no mostrar lo que existe es negarte a vivir en una realidad que muchas veces es más oscura de lo que se pueda creer. Y tampoco comenzaremos a enumerar las aberraciones (y degeneraciones extremas) que presenta una película como esta, porque en realidad la cinta no sugiere nada, todo lo inimaginable esta ampliamente expuesto. Lo único claro es que llega hasta los límites de lo permitido, y luego simplemente cruza la barrera, haciendo que te noquee como pocas. Y es en su horror más descarnado donde podemos identificar algunas metáforas que rayan incluso en la misoginia, la depravación máxima con criaturas inocentes, y personas de mucho poder deseosas de satisfacer sus más aberrantes placeres.
Dejando un poco de lado sus secuencias enfermizamente más perturbadoras, la visión de Spasojević tiene un ritmo degradante que va en descenso desde lo más normal y cotidiano hasta un infierno insospechado. Porque lo que no muestra inmediatamente, en un ejercicio similar cuando leemos un libro, al menos nos da tiempo para poder imaginarlo. Aunque cuando somos testigos de los horrendos flashbacks que se presentan
en la mente del protagonista nos damos cuenta lo limitada que estaba nuestra imaginación. Y desde aquí los golpes son progresivamente mucho más fuertes que el anterior. Spasojević termina por conectarnos con un mar de emociones de profundo rechazo y juicios predeterminados (y el ejercicio mental causa irremediablemente todo tipo de efectos en el espectador, difíciles de digerir en tan poco tiempo). Y es que hay películas que pueden afectar la sensibilidad del espectador, también hay otras que como esta, terminan simplemente por aniquilarla. La impactante y extrema visión de Spasojević nos golpea con degenerativa decadencia, reflejando cuan asqueroso y pervertido puede llegar a ser el comportamiento humano (no hay peor horror, del que somos capaces de inflingirnos nosotros mismos). Su propuesta al
principio nos resulta bastante chocante, pero es doblemente interesante, ya que aquí nada es gratuito, todo tiene un fin, todo tiene una conexión entre sí. Y si tan sólo por un momento dejamos de lado los momentos más inquietantes de la película, logramos ver una crítica social de lo más desgarradora. Tenemos primeramente a un personaje casi perdido, completamente carente de proyección, por otro lado están las grandes potencias que ofrecen una suculenta recompensa para ver saciados sus más degenerados deseos (y es que sugiere que hay un potencial público ávido por obtener lo que socialmente esta catalogado como no permitido y que podemos ver tan sólo a través del lente de una cámara negra, y es que no sabemos que es más aterrador: ¿tener el poder para satisfacer las perversiones o ver que existe un publico que las
consume?). Y estos son sólo algunos de los cuestionamientos que el director te logra transmitir. No obstante, una cinta como esta, es casi imposible pasarla por alto. Algunos la catalogan como género de terror, otros como gore (bastante brutal hay que decirlo). Pero independiente de esto, no deja a nadie indiferentes, a pesar que ya han pasado siete años desde su estreno. Cuenta con uno de los guiones más sólidos que podemos encontrar en este tipo de películas. Con personajes que se pierden a si mismos (convertidos en verdaderos monstruos), motivados por la envidia, la locura misma o el deseo de someter y degradar al que esta al lado, al más débil, al más vulnerable. Aquí todos están profundamente conectados con lo perverso, lo enfermizamente
prohibido y lo peligrosamente perturbador que destruye todo límite permitido entre el humano y lo despreciable. Y es que, la regla del más fuerte consiste en someter al más débil, arrebatando su poder de decisión. Transformándolo en un monstruo abominable, sin reflexión, sin empatía y carente de lo que simplemente nos debería definir: humanidad.
En definitiva una película no apta para cualquiera, que logra perturbar como pocas (y también se da tiempo para el humor negro de lo más bizarro). Pero que en el fondo es una impecable muestra en términos cinematográficos con actuaciones potentes y uno de los guiones más desgarradores que se han podido ver, y con la propuesta interesante de un director que tiene algo que expresar y cuyo estilo no dejará a nadie indiferentes. 


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