lunes, 2 de abril de 2018

La única realidad, es la virtualidad del alma


Titulo: "Ready Player One: Comienza El Juego" ("Ready Player One") (2018).
Director: Steven Spielberg.
Guión: Zak Penn, Eric Eason, Ernest Cline (Basada en su novela homónima).
Música: Alan Silvestri.
Protagonistas: Tye Sheridan - Olivia Cooke - Ben Mendelsohn - T. J. Miller - Simon Pegg - Mark Rylance - Lena Waithe - Win Morisaki - Philip Zhao - Ralph Ineson - Letitia Wright.
Hablar de las películas de Spielberg es como hablar de nuestra infancia. No hay generación que no atesore algún recuerdo cinéfilo de su extensa filmografía. Si bien, para la industria era uno de los directores menos tomados en serio luego de estrenar la efectista “La Lista De Schindler” (1994) las
cosas cambiaron (al menos un poco). Supo demostrar así que lo suyo no era solo estrenar películas digeribles, que se vendían bien en boleterías, y de las cuales después ya ni te acordabas de ellas. Al parecer, se dio cuenta a tiempo que habían otro tipo de historias que merecían ser contadas…. Sin necesidad de recurrir a ningún tipo de efecto especial (o al menos reconocible a lo que nos tenía ampliamente acostumbrados). Ahora bien (y aprendida la lección de que no todo lo que brilla es oro), su regreso al blockbuster tenía que ser con bombos y platillos. Esta vez, viene de la mano de una historia prestada escrita por Ernest Cline. Y sin intención de vanagloriar a nadie, no había libro más perfecto para un director como Spielberg.
Aunque tras verla, la pasamos en grande. No nos atreveríamos para nada alabarla a ojos cerrados. Y es que las diferencias con el libro son tan reconocibles, que en medio de una orgía de macro tecnología y efectos especiales de última generación (como un mero recurso distractor), es imposible pasarlas por alto. Sobretodo en la introducción (literaria), donde expone ampliamente la división entre ricos y pobres, y la función que cumple la realidad virtual en cada uno de estos marcos sociales. De haber considerado este, y muchos otros tópicos bastante interesantes del libro, tendríamos quizás una película casi perfecta. Pero lamentablemente esto aquí no ocurre. Considerando uno de los puntos más débiles de toda la película, que es el casi nulo trato emocional que Spielberg ejerce sobre sus personajes. Sobretodo dentro de su
filmografía más comercial, así como ocurre con “Ready Player One”. Prefirió cortar todo vínculo dramático, para primar que su exhibición llegue a la mayor cantidad de público posible. Y esto no es nuevo de Spielberg. En su defecto, la película es contada rápidamente sin mayor preámbulo…. su historia va directo a la acción. Y de sus personajes (sobretodo para quienes no hayan leído el libro pasa desapercibido) no se habla prácticamente nada (nada al menos que sea interesante saber o recordar). No obstante, uno de los puntos más fuertes de libro son las múltiples referencias a la cultura pop de los años ochentas y noventas (donde se nombra en más de una oportunidad al
mismo Spielberg), y que en la película (si bien surten mayor efecto por motivos obvios), son bastante limitados. Esta vez Spielberg nos ha dejado al debe en varios aspectos, pero eso no quita interés al ser ciento por ciento digna de él. Independiente del ángulo donde se la mire, y de las (inevitables) comparaciones que se le hagan “Ready Player One” tiene un par de secuencias de verdad alucinantes, que como suele ocurrir en su cine, pueden disfrutar grandes y chicos. Solo basta recordar la secuencia de “El Resplandor” para darnos cuenta que aún no hemos perdido la capacidad de absoluto asombro, y que a veces un buen par de efectos especiales pueden hacer mucho por una película…. Siempre y cuando esta sea dirigida por Steven Spielberg (a pesar que en esta, no haya mucho más que ver y en que pensar).
Recomendable si quieres pasar un buen rato frente a la pantalla, y si eres más cauto notarás una que
otra referencia (o mensaje subliminal si se quiere) que quizás en un futuro no muy lejano podamos ver y tocar (ya sea para bien, o para mal). 
¿Que le faltó?: personajes con los cuales te puedas (en la más mínima medida) identificar, y que tengan un mínimo de desarrollo (cosa extraña en el director, ya que lo logró bastante bien con “Jurassic Park” (1993)). Además de eso, existe un par de lagunas en los diálogos que son simplemente vacuos y por momentos hace que la historia termine por desinflarse al carecer de interés (cuyo parche ya sabemos cual es). Creemos que aquí la realidad virtual se comió a Oasis, y a todo el equipo de producción juntos. Pero el despliegue visual no deja de ser impresionante, y aquí al menos no vale nada más que eso. 


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