viernes, 27 de abril de 2018

Por fin Lauren Cohen confirmada para The Walking Dead Temp 9 (+ News)


Tras haber pasado un tiempo más que considerable, por fin Lauren Cohan ha firmado contrato para la novena temporada de The Walking Dead. Y decimos por fin, ya que era la única quien aún no renovaba con AMC, por lo cual los fans pueden estar completamente tranquilos. Sobretodo porque su personaje Maggie, se encuentra mutando magníficamente, lo que nos llevará a aumentar las expectativas en una temporada que al parecer nos traerá un buen par de sorpresas. No obstante, se especula que uno de los motivos por el cual Cohan aún no estaba confirmada para la novena temporada, era porque esta se encontraba en negociaciones con AMC para equiparar su sueldo con los de Andrew Lincoln y Norman Reedus. Pero sin dar a conocer las condiciones, finalmente llegaron a un acuerdo. “Ustedes saben que no podemos comentar mucho sobre lo que vendrá, pero les aseguro que Maggie tiene mucho más historia para contar”, dijo Cohan en una entrevista que se le realizó hace poco, mientras promociona su nueva película “Mile 22” (donde comparte pantalla con Mark Wahlberg y John Malkovich). 
Por otro lado, les adelantamos un par de premisas bastante entretenidas expuestas por el escritor (y también productor ejecutivo) de la serie Scott M. Gimple. Quien afirma que (después de la guerra) en la novena temporada se dará más importancia a la civilización, y reconstrucción que ha sido dejada de lado estas últimas temporadas. “Lo más emocionante de esta nueva temporada, es que gracias a la narración, la historia ha evolucionado mucho, ahora los personajes tienen ambiciones mucho más grandes. Pues ya son hábiles en cuanto al tema de la supervivencia, ahora solo falta utilizarlo para lograr la anhelada civilización”, afirma Gimple. Pero detrás de todo esto, esta el conflicto latente que existe entre Maggie y su frustrada venganza. Conflicto que desembocará irremediablemente en un enfrentamiento con Rick y que nos dio al final de la octava temporada un par de pistas, que nos indican más o menos lo que podemos esperar de la novena.  Y es que asegura que el tono de la novena, no será una especie de “guerra civil” sino más bien una resolución de cuentas pendientes. Asegura además que Maggie no arremeterá contra Rick, por lo que no estamos ante un posible nacimiento de una nueva antagonista. El único objetivo de Maggie es sacar del camino a Negan, cuando la oportunidad  se lo permita. 
A pesar de lo que Maggie quería, lo que hizo Rick al perdonar la vida de Negan, Gimple explica que la decisión fue tomada tras la lección que Carl le quería dar a su padre en su carta. Hubo un debate interno en Rick, y finalmente esto hizo que tomara su decisión en último momento. “Él se encontraba en una profunda negación, al igual que Maggie, sin dejar entrar ningún tipo de posibilidad, sin plantearse siquiera la piedad. En el preciso momento en el que se disponía a matar a Negan, invocó las palabras de Carl, y sólo ahí se pudo dar cuenta que es lo que su hijo realmente quería que hiciera. En el momento en que llamó a Siddiq para que lo salvara ¿se le hubiera roto el corazón si no lo hubiera hecho?, no lo sé, pero al menos tenía que intentarlo”. Gimple también aclara que nadie se esta oponiendo a la sed de venganza de Maggie. Pero que el potencial conflicto que esto implica, va directamente de la mano de un peligro aún mayor. Por lo cual, cualquier cosa puede pasar en la novena temporada. Que además se asegura será una de las más ambiciosas de toda la serie. Y es que tenemos The Walking Dead para rato, a pesar que a veces no estamos de acuerdo con algo en particular, al menos el efecto sorpresa sigue haciendo lo suyo y esperemos que así ocurra en Octubre de este año cuando se estrene la primera parte de la novena temporada. 

jueves, 26 de abril de 2018

El menor ruido.... será tu perdición

Titulo: "Un Lugar En Silencio" ("A Quiet Place") (2018).
Director: John Krasinski.
Guión: Bryan Woods, Scott Beck, John Krasinski.
Música: Marco Beltrami.
Protagonistas: Emily Blunt - John Krasinski - Millicent Simmonds - Noah Jupe.
Ver una película de la que se sabe poco o nada, a veces tiene sus ventajas. Y es por ello, que sin necesidad de recurrir a tanto preámbulo, sorpresiva y electrizante es como podríamos calificar una película como “Un Lugar En Silencio”. Insospechadamente desde su inicio promete más de lo que debería, y lo mejor de todo (y por fortuna) cumple a cabalidad con cualquier expectativa. Porque desde hace algún tiempo hemos preferido suprimir ver trailers de cualquier película para evitarnos cualquier tipo de desilusión posterior. Y la verdad, es que no podemos dejar pasar esta oportunidad  para referirnos a la poca creatividad con la que algunos estudios presentan o publicitan alguna película en cada uno de sus
respectivos tráilers. Muchos de ellos (por no decir casi todos) muestran más de lo que deberían, o lo que es peor, varios rayan en la provocación masiva de spoilers. Porque teniendo un inicio, un clímax, y un final, es inevitable no hacernos la siguiente pregunta: ¿para que ir al cine a ver una película que dura una hora y media, cuyo tráiler me ha resumido en (excesivos) tres minutos lo más importante de su historia? Aquí la motivación queda reducida bajo mínimos. No obstante, nuestra sorpresa fue mayúscula, ya que sin saber absolutamente nada de “Un Lugar En Silencio” no dejábamos de preguntarnos quien era el director de esta maravilla de ciencia ficción. Y es que sólo recordábamos a John Krasinski como uno más del reparto de la premiada serie “The Office”. En el circuito cinematográfico, tampoco encontramos nada trascendental que nos hiciera mucho ruido a lo que capacidad interpretativa se refiere. Pero a pesar de no tener una carrera precisamente reconocida, Krasinski nos dejó claro con este, su primer largometraje, que lo suyo se da mucho mejor (quizás) detrás de cámara. Pero como si esto no fuera suficiente, también es uno de los guionistas, y además uno de los protagonistas. Y es en este punto donde nos detendremos un momento, porque Krasinski comparte pantalla con Emily Blunt (su esposa en la vida real), y el complemento no puede estar más lleno de emotividad. Porque se nota que el fuerte lazo afectivo traspasa la pantalla, y esto en vez de afectar, le da mayor poder a la historia. En ella podemos ver a una familia que va de lugar en lugar, en busca de cualquier alimento u objeto que le sea de utilidad. Pero algo aquí esta muy mal, porque tienen absolutamente prohibido producir cualquier tipo de ruido excesivo, que los delate ante una implacable y horrorosa presencia que los amenaza constantemente. Las reglas están claras, pero no siempre es posible cumplirlas.
Hay que reconocer que en lo que llevamos de año, películas trascendentales (aquellas que van más allá del simple éxito de taquilla) han estado bastante escasas (por no decir pobres en cuanto a contenido). Las carteleras están invadidas por estrenos dirigidos más bien a un público adolescente, que poco y nada aportan a nuestra ávida sed de encontrarnos con alguna película que nos pueda al menos mover el piso. Y es por ello que “Un Lugar En Silencio” hizo el esfuerzo de presentarnos algo relativamente nuevo, y nos ha volado literalmente la cabeza. Principalmente porque ha corrido con ciertos riegos bastante evidentes, y el principal de todos es la casi absoluta ausencia de diálogos (un recurso que para bien o para mal, poco o nada se usa ya en estos tiempos). Y que en parte, es algo bastante difícil de hacer, porque la experiencia se asemeja a la acción de leer un libro. A medida que la lectura avanza las imágenes se van formando poco a poco en la mente (en esencia todo depende de la imaginación y lo que comprendemos a medida que leemos). Pero cuando las imágenes
están previamente diseñadas, y le quitamos el recurso de diálogo: ¿Cómo podremos llegar a entender lo que está frente a nuestros ojos? Es difícil que se pueda mantener el interés, a no ser que la propuesta este bien planteada. Y eso es justamente lo que ocurre con esta película en particular. Principalmente la capacidad interpretativa es de vital importancia para que esto logre el efecto deseado, y tanto Krasinski como Blunt logran momentos verdaderamente notables que vale la pena destacar. Sobretodo porque el principal peso dramático cae inevitablemente en sus hombros, considerando que la historia cuenta con momentos verdaderamente extremos en lo que a tensión se refiere (hasta ahora esta es lejos la película con el mejor uso de la tensión que hemos podido ver y disfrutar este mes). No obstante, otro papel fundamental que hace que todo esto funcione a la perfección es la sugerente musicalización de Marco Beltrami para que el horror al que somos expuestos inmisericordes termine por jugar con cada una de nuestras emociones. Y en cuanto a emociones no sólo nos referimos al muy bien logrado suspenso, sino también a ciertas
escenas directamente dramáticas que hacen de “Un Lugar En Silencio” una película muy interesante de ver. La propuesta de Krasinski es bastante visceral y efectista (en el buen sentido de la palabra). Y deja la vara bastante alta, sobretodo (y considerando) que tiene absoluto control y manejo de la parte narrativa, haciendo (también) que pueda darse el lujo de pasar de un género a otro con total soltura (y hasta descaro). Porque en muchos aspectos (y a modo de ejemplo) rompe con varios paradigmas cinematográficos, que nos lleva a pensar que estamos frente a un muy urdido producto que aseguró su éxito en taquilla (y quizás este es un mal juicio). Pero que independiente de eso, aún se pueden presentar buenas propuestas que nos genere algo, alguna sensación en particular, sin necesidad de refritos o típicos clichés de turno. Aquí hay más que eso, y todo en su conjunto funciona como no habíamos esperado. Vale decir, todo fue una sorpresa (bien recibida) tras otra.
En resumen: “Un Lugar En Silencio” cuenta con un excelente trabajo de dirección, que asegura un suspenso constante y sonante. Y que al menos es honesta en su propuesta, porque no recurre al susto fácil y barato para lograr que te sientas, al menos intimidado. Muy recomendable, si te gustan las experiencias fuertes. Porque Krasinski (aunque sutil) da un paso más allá en varios aspectos, y quieras o no, te logra aturdir una y otra vez.

viernes, 20 de abril de 2018

"No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha"

Titulo: "El Bar" (2016).
País: España.
Director: Álex de la Iglesia.
Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría .
Música: Joan Valent.
Protagonistas: Mario Casas - Blanca Suárez - Terele Pávez.
Hablar de Álex de la Iglesia, es como hablar de Guillermo Del Toro (sí, reconocemos que son odiosas las comparaciones, pero recién estamos comenzando a escribir, así es que no juzguen apresuradamente). Sus mundos cinéfilos son muy similares, mientras uno expone al monstruo que llevamos dentro, el otro los saca de nuestras peores pesadillas y las convierte en látex (¿Cómo les quedó el ojo?). Y es que nos pasa algo muy raro con quien nos convoca en esta nueva publicación. Porque si bien, de la Iglesia no es de aquellos directores aptos para todo público (desde su delirante perspectiva podemos encontrar historias cutres pseudo ficción científicas: “Acción Mutante” (1993), hasta tragedias sobredimensionadas como: “La Chispa De la Vida” (2011)). Pero
que a pesar de tener ya cierto reconocimiento, no se decide aún por dejarse caer en las redes del mainstream cinematográfico. Y no decimos que no hacerlo sea malo, pues ya ha hecho un par de películas fuera de España. Pero las grandes ligas lo esperan, y quizás no sabemos aún lo que nos tiene preparado a futuro. Mientras tanto, podemos esperar viendo una de sus tantas  pelis inéditas aún por estos lados, y esta vez el engendro se hace llamar, “El Bar” (2016). En ella, se cuenta la historia de un grupo de personas comunes, que por esas casualidades de la vida quedan encerrados… (¡Adivinen donde!), pues si, en un bar cualquiera. Algo ocurre en las calles cercanas, y los pobres incautos no tienen ni puta idea que ocurre. Pero tampoco digamos que se aburrirán demasiado, ya que la acción ocurrirá justo frente a sus narices. Entre cuatro paredes se tejerá una historia, que intuimos no terminará para nada de bien.
Si tenemos que definir  las fortalezas de un director como de la Iglesia, la primera de ellas sería, su absoluto amor por las situaciones más irreverentes y sarcásticas (y mejor ni hablar de su talento para manejar a su antojo el humor negro que ha estado presente en la mayoría de sus películas, y no podemos dejar pasar esta oportunidad para mencionar una de nuestras favoritas “El Día De La Bestia” (1995). Y es que “El Bar” es una mezcolanza de géneros, que van desde la comedia, el drama (cuestionable, pero drama al fin), y lo mejor del horror sanguinolento más Peter Jacksoniano (quizás la denominación no exista, pero suena bonito). Y es que la película (que podríamos calificar como disparatadamente entretenida) es todo lo que se puede esperar de este director. Ahora bien, contar una historia de estas características (vale decir en un claustro casi absoluto), no resulta fácil para ningún realizador. Principalmente porque el espectador no puede perder el interés en lo más mínimo, sobretodo si no hay algo realmente interesante que capte su
atención desde un principio. Y eso es relativamente fácil si consideramos que de la Iglesia recurrió (en parte) a sus actores fetiches (que palabra más horrenda, dicho sea de paso) preferidos (añoranza eterna para la querida Terele Pávez). A esto agregamos una cucharada de Mario Casas y Blanca Suárez como nuevas adquisiciones, y tenemos una masa alucinante completamente homogénea (¿o híbrida?..). Y no tratamos de hacer creer que el cine del director es para tomárselo a la ligera. Porque aquí la propuesta cumple con casi todas las expectativas, tenemos una dignísima producción y momentos de verdad fantásticos. Aunque si bien no nos interesa ver aquí una actuación Oscariana (otra palabra inventada quizás), lo que más importa es ver como los personajes conspiran los unos a los otros, y que ojalá (y en consecuencia) la hemoglobina sea disparada para
todos lados. Pero lo primordial, es que aquí nadie estará ajeno al sufrimiento hilarante al que son
sometidos cada uno de ellos (y es que nos hace recordar que el humano es capaz de cualquier cosa, con tal de salvarse el pellejo (experimento social ya visto en varias películas)), y la regla del más fuerte se hará presente a como de lugar. Pero es aquí donde todo esto se pone más interesante, ya que de la Iglesia utilizó (al menos al inicio de la historia) sutilmente los clichés propios del género apocalíptico horrífico (es ya impulsivo escribir este tipo de palabras, absolutamente inevitables). Pero
por otro lado sigue fiel a la regla, porque pasado el metraje el resto de los fotogramas es un cliché tras otro, y es esto quizás una de las cosas más discutibles de toda la película. Porque el efecto sorpresa, que se espera con ansias, parece que finalmente no llegará nunca. Otro punto débil de la peli es que hay momentos innecesariamente extensos que denotan ciertos vacíos tanto en la acción, como en los diálogos (y otros concretamente que no están bien actuados). Es como si la película hubiera sido rodada en tiempo récord, y el resultado fue este. 
Si bien “El Bar” es una película que recicla lo mejor y peor de muchos subgéneros, tiene la marca registrada de un director que ha sabido sacarla a flote a costa de lo que sea. Se pasa bien viéndola, sin lugar a dudas, pero para viajar de uno a varios géneros en una misma película, es algo que en la práctica no es tan fácil. Y creemos que el resultado final puede confundir un poco. Solida dirección del director, pero con un guion que podría ofrecer mucho más dentro de sus caóticos acontecimientos. En consecuencia: tiene la firma del director por donde se la mire... lo demás poco importa.

martes, 10 de abril de 2018

"Quiero conmover al público con mi arte"

Título: "Querido Vincent" ("Loving Vincent") (2017).
País: Polonia, Reino Unido.
Director: Dorota Kobiela, Hugh Welchman.
Guión: Dorota Kobiela, Hugh Welchman, Jacek Dehnel.
Música: Clint Mansell.
Protagonistas: Robert Gulaczyk - Douglas Booth - Jerome Flynn - Saoirse Ronan - Helen McCrory - Chris O'Dowd - John Sessions - Eleanor Tomlinson - Aidan Turner.
Esta increíble película narra la vida y obra de uno de los artistas ícono del post-impresionismo alemán. Personaje emblemático, cuya existencia no estuvo exenta de tragedia (como muchos otros genios). 
Luego que pasara un año de la muerte (algo confusa) del pintor Vincent Van Gogh. Un cartero de nombre Roulin, le pide a su hijo Armand que entregue la última carta escrita por Vincent, dirigida a su hermano Theo. Para ello viaja hasta la costa francesa con una misión que en un principio es toda una molestia para él. Pero lamentablemente no hay rastros de Theo, y no tiene más remedio que buscarlo por cada uno de los lugares que Vincent alguna vez visitó (convirtiéndose obligadamente en una especie de investigador privado). En su travesía, conocerá a muchos de los personajes que lo conocieron y que también se dejaron retratar alguna vez por el artista. Muchos de ellos le contarán aventuras y desventuras que vivieron con él, haciendo que cambie su percepción hacia el artista, y además lo ayudarán a encontrar pistas de Theo a través de las mismas cartas que escribía Vincent a su hermano.
Conocida como la primera película animada realizada íntegramente en óleo. Cuyos 65.000 fotogramas fueron pintados a mano por 100 artistas  provenientes de todo el mundo. Y la experiencia visual no puede ser más emocionante y espectacular. Ya que la intención de los realizadores Dorota Kobiela y Hugh Welchman, es pasar por cada uno de los cuadros más famosos del artista, pero como nunca se habían visto antes. Y esto marcó pauta para ser merecedora de varios premios internacionales (en los que se incluye su nominación a los premios Oscar en la categoría de Mejor Película Animada, que finalmente les fue arrebatada por “Coco”). Independiente de la resolución, siempre la tuvimos como favorita para dichos premios. Pero un premio no define si una película es buena o no (como dijo Sickboy en uno de los diálogos de Trainspotting: “…recibir el premio de la academia es sólo un
voto de simpatía…”). Y  es por ello que reiteramos que independiente de todo “Loving Vincent” es de aquellas películas que jamás se olvidan, y que emocionan como pocas (sobretodo si eres admirador de las obras de Vincent Van Gogh). Hay algunas películas que están hechas con un cariño especial, y  “Loving Vincent”  es una de ellas. Ya que en esta podemos percibir toda la poesía que evocan implícitamente cada uno de los cuadros del artista, que cobran vida frente a nuestros ojos, ojos ya curtidos en lo que a cine se refiere (pero que aún no han perdido su capacidad para quedar cegados ante el asombro). Y no sólo somos testigos de su belleza, sino que nos anuncia que el cine está cambiando. ¿Y que mejor uso de la tecnología, si no es en pro del arte propiamente tal?. 
Sin duda, estamos frente a uno de los mejores logros de animación de este último tiempo (que sigue cosechando premios), y que recomendamos absolutamente. Sobretodo, considerando la desafortunada vida que tuvo un artista que murió sin vender un solo cuadro, y que tuvo varios episodios oscuros que lo marcaron para siempre. Esta es una especie de regalo a un artista incomprendido, que vivió quizás en la época equivocada. La reivindicación a un artista que no disfrutó jamás del éxito que siempre le fue esquivo. Que como muchos artistas, buscan su propio camino. Y que independiente de todo, siguen haciendo lo que aman, no sólo por gusto, sino porque es lo que les hace sentir felices. Pero hoy ,con “Loving Vincent” dan merecido homenaje a uno de los mejores artistas plásticos que han pisado este raro mundo. ¡Pecado, no verla!

viernes, 6 de abril de 2018

Cuando la oscuridad llega.... procura jamás darle la espalda.


Titulo: "El Sacrificio Del Ciervo Sagrado" ("The Killing Of A Sacred Deer") (2017).
Países: Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos.
Director: Yorgos Lanthimos.
Guión: Efthymis Filippou, Yorgos Lanthimos.
Música: Sin Créditos.
Protagonistas: Colin Farrell - Nicole Kidman - Sunny Suljic - Raffey Cassidy - Barry Keoghan - Bill Camp - Alicia Silverstone.
Para ser honestos, hace tiempo que no terminábamos (literalmente) con dolor de cabeza tras ver una película. Y esa es la sensación que nos ha dejado: “The Killing Of A Sacred Deer”. Exceptuando la memorable sensación experimentada con “Madre”, llegamos a la única conclusión posible: cada cierto tiempo la industria nos perturba con cintas densas, que no suelen ser fáciles ni de ver y menos de olvidar. Y esta vez el turno es para una película sorprendente, y que sin pensarlo terminamos por rendirle culto (por muy cuestionable que sea esto para algunos).
Dirigida por el griego Yorgos Lanthimos (quien hace un par de años nos sorprendiera con la utópica “Langosta” (mini comentario publicado en este Blog oportunamente)) regresa con la que podría ser una de sus obras más desafiantes. Lanthimos, se basó en la tragedia griega de “El mito de Ifigenia”,  para dar forma a un guion que fue premiado en el pasado festival de Cannes. Cuya historia centra todas sus energías en Steven y Anna, quienes conforman un matrimonio ideal. Ambos se desempeñan en el área de la salud: él es cirujano, y ella oftalmóloga. Tienen dos hijos maravillosos muy bien criados, y viven en una casa igualmente ideal (vale decir, la perfección familiar en su máximo esplendor). Pero como no hay mal, que por bien no venga, sumamos al cuadro a Martin, un chico de diecisiete años bastante misterioso (y encantador al mismo tiempo) quien se unirá al envidiable árbol genealógico.
Uno de los puntos más interesantes de las obras de Lanthimos, es que suele importarle un rábano que sus películas sean el deleite de las masas, (y por esto advertimos que no serán pocos los que no sean capaz de soportar esta obra en particular). Tema aparte, mencionar que el director se ha convertido (por este motivo) automáticamente en nuestro mejor nuevo amigo. Poco a poco, su nombre está sonando fuerte dentro de varios festivales. Y esta, su primera película realizada en estados unidos, esta dando que hablar. Principalmente por su propuesta, cuyos personajes parcos no demuestran otra cosa que la carencia casi total de toda emoción primaria (independiente en el ambiente en que se encuentren). Al principio, los acontecimientos se van presentando con un ritmo tan desconcertante, que no sabemos absolutamente nada en profundidad de sus personajes, y mejor ni hablar del enfoque de la historia (todo aquí es intencionalmente lineal). Cualquier pista, cualquier información se reduce bajo mínimos, y  este  es el
inicio de la tortura a la que Lanthimos nos somete, sin que podamos preverlo, y menos pensar en dejarnos escapar. Caemos así irremediablemente en su trampa, y poco a poco nos hace mantener el interés (cosa bastante increíble, si consideramos el ritmo pausado de un metraje que se toma su tiempo). Los planos se abren y cierran de forma exagerada, y comienza a afectarnos psicológicamente, porque la visión del director puede ser desde muy visceral hasta irremediablemente opresiva. Sentimos como nuestra cabeza va sintiendo una ligera presión, que no es otra cosa que algo así como la antesala al dolor. La musicalización aquí es casi inexistente, pero cuando aparece manifestado en todo tipo de
ruidos in crescendo, sabemos que la visión de Lanthimos va en serio, y nuestro pavor comienza aflorar (sobretodo en aquellas secuencias donde la música sacra golpea con fuerza y encarecidamente para que no pasemos por alto, algo muy importante!). Vale decir, con poco nos podemos sentir bastante amedrentados (y por que no decirlo, también muy desprotegidos). Y hay que ser bastante justos al respecto, porque de tanta película que ha pasado por este humilde Blog, muy pocas se pueden jactar de tocar directamente la fibra emocional con total maestría, y elocuencia. Es así, que se justifica que con poco podemos hacer mucho (siempre y cuando se tenga primero un buen guion, y por consiguiente la visión de un buen director, capaz de plasmar en imágenes lo subliminal o lo que no podemos ver en un espacio inmediato). Un ejemplo
claro de ello (y a modo de breve ilustración) podemos mencionar a “El Exorcista” (1973), cuyo director William Friedkin supo rescatar lo subliminal de la novela escrita por William P. Blatty, y plasmar no solo el horror que todo el mundo recuerda. Sino también cierta belleza implícita (onírica si se quiere) en cada una de sus imágenes y encuadres, que para quienes leímos el libro, es hasta ahora uno de los mayores logros artísticos que vale la pena observar con mayor atención. Si bien, no cometeríamos (por ningún motivo) tal sacrilegio al compararla con “The Killing Of A Sacred Deer” nos parece que se entendió perfectamente la referencia. Lo interesante  (y casi paradojal) es que la película de Lanthimos carece de efectos especiales (al menos en estricto rigor, con lo visualmente reconocible), puntos referenciales o de cualquier recurso que terminaría por distraernos del horror (en apariencia) que se yuxtapone con lo
más natural y cotidiano que podamos imaginar. Esta es una de las películas más densas que se han estrenado este último tiempo. En su defecto, somos obligados a ver la decadencia humana, que incluye una gran carga sexual que termina por incomodarnos una y otra vez. Y es que en el ambiente de esta película se respira algo perverso, casi enfermizo. Estamos seguros que sin Colin Farrel (quien ya había trabajado anteriormente con el director), Nicole Kidman y Barry Keoghan (quien ha sido premiado y nominado por su magnifica interpretación en esta película (que por momentos nos llega hasta desagradar bastante)) quizás la historia no hubiera surtido el mismo efecto. No obstante, podemos encontrar en ella más de algún guiño cinéfilo (y/o alguna secuencia reconocible) que no sabemos si
es eso: o un guiño o una nueva provocación al caer en odiosas comparaciones. Pero que aún así, nos deja abierta tan sólo dos alternativas: o sucumbimos al horror y a la tortura psicológica del cual el espectador es una victima más. O simplemente tu mente no fue capaz de soportarla. Y hasta ahora se le ha reprochado al director que su visión no tiene base, ni motivación, y menos empatía hacia ninguno de sus personajes. Sobretodo y considerando la frialdad más absoluta con la que ha tratado un tema sacado de lo mejor del cine fantástico (con uno que otro toque de humor bastante absurdo). Pero que aún así, su propuesta no los dejará indiferentes. La amenaza, el horror  aquí es ciento por ciento psicológico (y lo que es mejor aún, funciona como pocas).
Muy recomendable, para quienes disfrutan siendo perturbados, (y lo que debe ser mejor aún), que te dejen flotando en el aire tratando de entender que has acabado de ver. No todo tiene que ser explicado, y esta te obliga (quieras o no) a ver y pensar en algo que no esta al alcance de los ojos. Nosotros ya lo hemos descubierto ¿y uds?....   
      

lunes, 2 de abril de 2018

La única realidad, es la virtualidad del alma


Titulo: "Ready Player One: Comienza El Juego" ("Ready Player One") (2018).
Director: Steven Spielberg.
Guión: Zak Penn, Eric Eason, Ernest Cline (Basada en su novela homónima).
Música: Alan Silvestri.
Protagonistas: Tye Sheridan - Olivia Cooke - Ben Mendelsohn - T. J. Miller - Simon Pegg - Mark Rylance - Lena Waithe - Win Morisaki - Philip Zhao - Ralph Ineson - Letitia Wright.
Hablar de las películas de Spielberg es como hablar de nuestra infancia. No hay generación que no atesore algún recuerdo cinéfilo de su extensa filmografía. Si bien, para la industria era uno de los directores menos tomados en serio luego de estrenar la efectista “La Lista De Schindler” (1994) las
cosas cambiaron (al menos un poco). Supo demostrar así que lo suyo no era solo estrenar películas digeribles, que se vendían bien en boleterías, y de las cuales después ya ni te acordabas de ellas. Al parecer, se dio cuenta a tiempo que habían otro tipo de historias que merecían ser contadas…. Sin necesidad de recurrir a ningún tipo de efecto especial (o al menos reconocible a lo que nos tenía ampliamente acostumbrados). Ahora bien (y aprendida la lección de que no todo lo que brilla es oro), su regreso al blockbuster tenía que ser con bombos y platillos. Esta vez, viene de la mano de una historia prestada escrita por Ernest Cline. Y sin intención de vanagloriar a nadie, no había libro más perfecto para un director como Spielberg.
Aunque tras verla, la pasamos en grande. No nos atreveríamos para nada alabarla a ojos cerrados. Y es que las diferencias con el libro son tan reconocibles, que en medio de una orgía de macro tecnología y efectos especiales de última generación (como un mero recurso distractor), es imposible pasarlas por alto. Sobretodo en la introducción (literaria), donde expone ampliamente la división entre ricos y pobres, y la función que cumple la realidad virtual en cada uno de estos marcos sociales. De haber considerado este, y muchos otros tópicos bastante interesantes del libro, tendríamos quizás una película casi perfecta. Pero lamentablemente esto aquí no ocurre. Considerando uno de los puntos más débiles de toda la película, que es el casi nulo trato emocional que Spielberg ejerce sobre sus personajes. Sobretodo dentro de su
filmografía más comercial, así como ocurre con “Ready Player One”. Prefirió cortar todo vínculo dramático, para primar que su exhibición llegue a la mayor cantidad de público posible. Y esto no es nuevo de Spielberg. En su defecto, la película es contada rápidamente sin mayor preámbulo…. su historia va directo a la acción. Y de sus personajes (sobretodo para quienes no hayan leído el libro pasa desapercibido) no se habla prácticamente nada (nada al menos que sea interesante saber o recordar). No obstante, uno de los puntos más fuertes de libro son las múltiples referencias a la cultura pop de los años ochentas y noventas (donde se nombra en más de una oportunidad al
mismo Spielberg), y que en la película (si bien surten mayor efecto por motivos obvios), son bastante limitados. Esta vez Spielberg nos ha dejado al debe en varios aspectos, pero eso no quita interés al ser ciento por ciento digna de él. Independiente del ángulo donde se la mire, y de las (inevitables) comparaciones que se le hagan “Ready Player One” tiene un par de secuencias de verdad alucinantes, que como suele ocurrir en su cine, pueden disfrutar grandes y chicos. Solo basta recordar la secuencia de “El Resplandor” para darnos cuenta que aún no hemos perdido la capacidad de absoluto asombro, y que a veces un buen par de efectos especiales pueden hacer mucho por una película…. Siempre y cuando esta sea dirigida por Steven Spielberg (a pesar que en esta, no haya mucho más que ver y en que pensar).
Recomendable si quieres pasar un buen rato frente a la pantalla, y si eres más cauto notarás una que
otra referencia (o mensaje subliminal si se quiere) que quizás en un futuro no muy lejano podamos ver y tocar (ya sea para bien, o para mal). 
¿Que le faltó?: personajes con los cuales te puedas (en la más mínima medida) identificar, y que tengan un mínimo de desarrollo (cosa extraña en el director, ya que lo logró bastante bien con “Jurassic Park” (1993)). Además de eso, existe un par de lagunas en los diálogos que son simplemente vacuos y por momentos hace que la historia termine por desinflarse al carecer de interés (cuyo parche ya sabemos cual es). Creemos que aquí la realidad virtual se comió a Oasis, y a todo el equipo de producción juntos. Pero el despliegue visual no deja de ser impresionante, y aquí al menos no vale nada más que eso.