Titulo: "Steve Jobs" (2015).
Director: Danny Boyle.
Guión: Aaron Sorkin.
Música: Daniel Pemberton.
Protagonistas: Michael Fassbender - Kate Winslet - Seth Rogen - Jeff Daniels.
Absolutamente inesperado, fue realizar un comentario a esta película. Ya que no estaba para nada considerada dentro de esta agenda. Y la verdad, es que se ha transformado en una verdadera sorpresa, que va mucho más allá de un simple comentario. Ha sido más bien una experiencia de vida, que se presentó justo en determinado momento. Y es que, se había pasado por alto, incluso que está dirigida por el gran Danny Boyle, uno de los directores ingleses más queridos en este Blog.
Con una
memorable actuación de Michael Fassbender y Kate Winslet (cada uno con un buen
par de nominaciones (en las que se incluye Oscar al mejor actor y actriz de
reparto respectivamente) y galardones recibidos en varios festivales). “Steve
Jobs”, más que exponer la vida de un genio. Es un ejercicio intelectual, que
trata de hacernos entender que la vida en si misma es inversamente
proporcional. Ya que todos sabemos que Jobs, fue un genio co-fundador de Apple,
quien tenía una muy peculiar forma de ilustrar sus ideas con ejemplos que
dejaban entrever un CEI por sobre el común. Pero lamentablemente, todo queda
reducido prácticamente a nada, si lo analizamos estrictamente dentro de un
plano más íntimo. Ya que sus relaciones personales estaban regidas por un caos
tan grande y notorio, que ni siquiera un genio como él supo como resolver esta
especie de ecuación de infinita complejidad. Y es que es así la vida. Una
especie de ecuación que ninguno de nosotros ha podido resolver jamás. Las
relaciones humanas son complejas. Nada es negro, nada es blanco. Existen
fisuras, caminos, elecciones que nos llevan a otras cosas. Y es aquí, donde
comenzamos a sentirnos identificados con Steve Jobs, ya que todos tenemos
diferentes tipos de destrezas que aplicamos a diario, y de seguro nos
destacamos por ello. Pero Jobs, es lo más cercano (en el plano estrictamente
personal) a un desadaptado social, que raya casi en lo insensible. Y es su
hija, que a lo largo de los años forja una “relación” totalmente determinante
para lo que Jobs más tarde sería reconocido. Su hija es clave fundamental de su
genialidad y de su desapego por las relaciones personales. Y es que, sin
importar en que se ha destacado, sigue siendo humano. Y aquella humanidad, nos
hace aborrecerlo, pero sólo por momentos. Hasta que a medida que pasan los años,
aparece nuevamente, su hija. Que siempre fue pieza fundamental para entender a
Jobs (el hombre, no el genio). Porque nos da a entender, que a medida que
vayamos avanzando en la vida, siempre tenemos que dar algo a cambio. Queramos o
no. Nos demos cuenta de ello, o no. Siempre es, y será, así. “El éxito, no
tiene forma, ni sabor, ni olor, y cuando te acostumbras a el, es como si no
existiera” (cita “Todo sobre mi madre”). El precio que debemos pagar, a veces
es demasiado alto, Jobs siempre lo supo. Algunas personas se van quedando en el
camino. Nosotros seguimos avanzando. Pero también nos vamos quedando, quizás
cada vez más solos. Pero las carencias se transforman con el tiempo, en nuestro
fuerte. Y por ello Jobs fue un imparable. Danny Boyle, fue capaz de entregarle humanidad
al genio. Con su característico estilo al momento de filmar, nos deja pensando
en lo que hemos conseguido en nuestras propias vidas. Y lo que es más
importante aún, si ha valido la pena el sacrificio que significó para él,
primar su innata genialidad por sobre todas las cosas. Considero que “Steve
Jobs”, es una película muy necesaria que todo cinéfilo tiene la obligación de
ver. Cuenta con uno de los más memorables diálogos que se tengan registros. Y
por que no decirlo, también cuenta con momentos de mucha emoción. Maravillosamente
dirigida (y es que Boyle no nos ha defraudado jamás). En conclusión, quizás
exista un “Steve Jobs” en cada uno de nosotros, y tú tal vez nunca te has dado
cuenta. Hasta ahora.
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