Erase una vez un niño...

Título: "JOjo Rabbit" (2019). Director: Taika Waititi. Guión: Taika Waititi (Basada en Caging Skies de Christine Leunens). Música: Michael Giacchino. Protagonistas: Roman Griffin Davis - Thomasin McKenzie - Taika Waititi - Rebel Wilson - Stephen Merchant - Alfie Allen - Sam Rockwell - Scarlett Johansson.

Desde que el director, actor y productor neozelandés Taika Waititi nos deslumbrara con aquella parodia siniestra llamada Lo Que Hacemos En Las Sombras (2014), era cosa de tiempo esperar su siguiente golpe cargado de ironía y malicioso sarcasmo. Y es eso lo que define básicamente a  Jojo Rabbit (2020), aunque cabe señalar que Waititi ha sabido perfectamente dirigir los momentos más dramáticos de la película de manera tierna y sutil. Pero también se atreve a enfrentar uno de los más grandes desafíos que a un cineasta se le puedan presentar: trabajar con niños. Aunque es necesario aclarar que muchas de las grandes películas icónicas del Séptimo Arte a nivel mundial, son protagonizadas por niños. Y esta vez el crédito histriónico queda a cargo de Roman Griffin Davis, quien debuta de manera tan impresionante que su actuación le otorgó ser nominado a un Premio Globo de Oro. No obstante, es enorme la responsabilidad para un niño tener el papel protagónico sobre todo en una pelicula bélica de estas características. Por ello, es aquí donde el trabajo de Waititi cumple una función imprescindible, no solo tras las cámaras sino también interactuando con el querible personaje que da titulo a la pelicula (recordemos que Waititi interpreta nada más ni nada menos que a Hitler). Y las escenas que comparten tienen una fluidez de lo más natural, absolutamente dignas de ver.

Jojo es un niño de diez años, que pertenece a los grupos formadores de soldados juveniles de Hitler. Su mundo gira en torno a destruir al enemigo, y defender su nación, impulsado por su amigo imaginario (quien no es nada más ni nada menos que el mismísimo Fuhrer). Hitler es un malicioso Pepe Grillo, un virus que le carcome la mente con ideas violentas y absolutamente ajenas para un niño. Pero su madre, siempre cariñosa trata de hacerlo entender que su vida no es más que jugar con sus amigos y hacerla pasar rabias…. Pero en vista de la negativa de las herméticas ideas de su retoño, la vida le da una gran y profunda lección. 

Sin más, estamos ante una reflexión profunda sobre el lado humano que afectó a muchos, en tiempos en que era un privilegio estar vivos. Waititi así lo plantea, pero también ridiculiza lo que a estas alturas es material dispuesto para generaciones que vivieron atemorizados por años. Waititi nos hace pensar que Jojo es una ideología errónea, difícil de comprender pues nos hace sentir perturbados al verlo expresar ideologías tóxicas y propias de un adulto en tiempos complejos. Pero también logra enternecernos y nos recuerda que también es un niño, con pensamientos políticos que no le corresponden pues ha sido “infectado” con un odio impuesto y autodestructivo. Quizás su amigo imaginario no es Hitler es su reflejo, su versión adulta mágica y fantasiosa que lo quiere devorar con severidad y manipulación desmedida en momentos en que se le ha obligado a vivir de manera fugaz y agresiva una infancia que debería ser hermosa y exenta de dificultades mayores. Una especie de YO interno, quien más tarde que temprano termina por conocer los horrores del mundo y la época en el que le tocó vivir. 

No obstante, Jojo sigue siendo un niño aunque con una complejidad mayor al común. Sabe lo que significa el amor y la amistad, pero como en la vida nada es fácil tendrá que aprender una gran lección al respecto.

Sin duda que Jojo Rabbit es una película digna de ser vista (aún no sabemos si tanto como para que el tío Oscar la haya considerado en su fiesta cinéfila). Pero al menos Waititi es directo y mordaz para entregarnos un humor de lo más naif y emotivo, pero que también puede desgarrarte el corazón con una facilidad de temer. Hermosa banda sonora y por supuesto las actuaciones complementarias de Scarlett Johansson y nuestro héroe histriónico Sam Rackwell dan forma a una película que se puede clavar en nuestros corazones para no salirse jamás.

En una escala de 1 al 10: 8,0 (Un acierto de Waititi desde el punto de vista que se lo mire).

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