Desde tiempos inmemoriales que la Universal realiza de vez en cuando, películas series B que hoy parecen casi incomprendidas para un público educado a base de reboot y remakes del montón. Ahora es el turno de Boar, donde un sobredimensionado jabalí hace de las suyas en un pueblucho perdido en el tiempo.
Lo primero que llama la atención de su historia, es que aquí casi todo es aleatoriamente desprovisto de respuestas y contextos. Por lo que podrán imaginar, que cada escena puede significar un sin sentido del porte de un buque. Y es que, sin desmerecer para nada este subgénero de culto, de un tipo de terror más disparatado. Cabe señalar, que tiene momentos tan absurdos como generosos con el gore. Aquí, da igual la historia, las actuaciones, etc. Esta película ha sido hecha, o para descolocarnos con tanto disparate junto, o porque los productores no sabían que hacer con un puñado de dólares que les había sobrado. Sin embargo, debemos reconocer que por irrisorias que parezcan algunas (o la mayoría para ser justos) de sus escenas pésimamente estructuradas. Las que tienen que ver directamente con el gore, pueden hacer que todo esto se convierta en puro y sanguinolento festín. Por mucho que nos parezca, que películas donde se atreven a mostrar a criaturas tan poco explotadas en el género del terror, y sin una pizca de CGI, a nuestro entender tiene mérito. Pero ojo, que eso no le quita para nada su sentido casi masoquista por hacer que nos riamos de ella una y otra vez.
Como ya sabrán, en tiempos en que todo lo puede una app. En un pueblo (que ya ni recordamos, ni tampoco importa mucho donde carajo queda), en menos que canta un gallo. Un jabalí enorme, aparece casi por efecto del espíritu santo en las inmediaciones del lugar. No se sabe mucho del por que de su nada tranquilizador tamaño, pero si nos deja algo clarito, clarito: les tiene sangre en el ojo a los humanos. Quizás, en el afán de la naturaleza para abrirse camino para vengarse de ellos, Boar es una especie de chancho robusto que viene del futuro para que dejemos de comérnoslos. Vaya a saber uno, si lo que importa es que igual nos divertimos lo necesario viendo tamaña (literal) ridiculez. Hay que alabar eso si, su gran y memorables efectos hechos casi artesanalmente, también varias escenas de persecución que fácilmente podrían hacernos recordar al Tiburón de Spielberg.
Con escenas gore divertidas que llega a dar gusto verlas, una rareza por donde se la mire que claro que califica perfectamente en las nuevas versiones de series B actuales.
En una escala de 1 a 10: 3,3.
En un bosque de Tasmania, ocurren cosas raras. Hace algún tiempo, una chica desapareció misteriosamente en una expedición. Junto con un grupo de científicos, trataban de comprobar la existencia del tigre de Tasmania, extinto hace ya cien años. Pero algo horrible ocurre, por lo que su hermana va en su rescate con un grupo de amigos, para obtener alguna pista que la ayude a entender lo que ocurrió con ella.
Hay películas que como en muchos casos, vale la pena hacer mención. Pero como a veces, nos gusta escapar a las reglas. También es entretenido, hacer mención especial a todas aquellas películas que tienen tantos errores, que terminan por llamar inesperadamente la atención. Dying Breed, parece una película realizada con más intensión de filmar lo que sea, que mostrar algo que aporte al género del terror. Ya que aquí, no hay absolutamente nada que no hayamos visto antes. Todo es un cliché tan absurdo como inocuo. De hecho, parece como si estuviéramos viendo una secuela de Wrong Turn, pero con mucha menos estructura. Algunos diálogos son tan absurdamente prolongados, como sin sentido. Principalmente, porque ya nos han entregado más información de la que deberíamos saber. Por lo cual, el efecto sorpresa aquí es prácticamente inexistente. Sin mencionar, que las actuaciones son tan malas, que las escenas gore parecen que están más para disimular un mar de sin sentido que otra cosa. Haciendo (al menos) por momentos muy breves, que todo sea mínimamente disfrutable. Hace tiempo, que no veíamos una película tan ridículamente mala. Cuya falta de estructura que mencionamos anteriormente, no da ni siquiera para considerarla una rareza. Al menos, las rarezas tienen algo especial (un buen guion, actuaciones aceptables, efectos especiales modestos pero efectivos, buena dirección, alguna intención de mostrar algo distinto, etc.). Que terminan por ganarse nuestra simpatía, pero esta definitivamente no es otra cosa que una brutal pérdida de tiempo.
En una escala de 1 a 10: 2,2 (hemos sido generosos, lo sabemos!!).
Moraleja: al parecer, cualquier idiota se puede hacer llamar director de cine hoy en día (y mejor ni mencionar al “guionista”).
Para los teóricos de la conspiración esta podría ser la película de cabecera, digna de análisis. Principalmente porque apesta a ejecución iluminati. Un día cualquiera, las personas comienzan a dormirse en plan drop dead, pero al despertar ya no son los mismos, tienen ahora un odio inconmensurable contra los “sanos”. Así es que como solemos decir en nuestra sección zombistica: patitas para que las quiero. Corran por sus vidas, porque aquí la idea es que no quede ni una sola alma viva (¿alma viva? Abra que morir para saberlo en realidad). Bueno, como sea, no tardan mucho en notar que todas las personas murieron a causa de…..¿no adivinan?.... les daremos cinco segundos para pensarlo: 5….4….3…2…1…tiempooo!!! Sus carísimos y ultra modernos Smartphone. Si señora, si señor, aquel aparato que los mantiene controlados con la cabeza gacha incluso mientras van caminando por la calle. Aquel aparatico que estupidiza a las personas, haciendo que incluso un libro no pueda competir con semejante invento de esta maravillosa era moderna en la que vivimos. Y ante esto citaremos a Tyler Durden tex-tu-al: “Las cosas que posees, terminan por poseerte a ti!”. Y mire que lindo, un personaje de una emblemática película lo predijo hace casi ya veinte años atrás. henos aquí, chocando en las calles por no ser lo suficientemente inteligentes para levantar la cabeza y lograr al menos evitar estrellarse con alguien, ese alguien que sí está pendiente de lo que le rodea. Usted ya no es como esa persona, ha sido controlado por un aparato que mide menos de veinte centímetros, y que lo quiera o no, ejerce un infinito poder en usted, poder que a la larga será usado en su contra. Y cosa increíble, una cierta frecuencia hace que la gente se desmaye por un par de minutos, para despertar convertidos en criaturas desprovistas de toda voluntad, absolutamente esclavizadas. Y como dijo otro personaje por ahí (pero que en una de sus escenas una pobre niña levita en perfecta forma de cruz): “no les den más información al demonio…….pues este ya sabe demasiado”. Piense, medite, y no termine como muchos quieren que usted termine (al menos ese es el mensaje de la película…. Lo demás es opción suya, tómelo o siga con la cabeza gacha). Al fin y al cabo, hoy por hoy todo se trata de opciones y posibilidades ¿o no?
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