domingo, 23 de abril de 2017

El alma como energía infinita de vida

Titulo: "Ghost In The Shell: Vigilante del Futuro" ("Ghost In The Shell") (2017). 
Director: Rupert Sanders. 
Guión: Jamie Moss, Ehren Kruger (Basada en el Manga creado por Masamune Shirow). 
Música: Clint Mansell, Lorne Balfe. 
Protagonistas: Scarlett Johansson - Michael Pitt - Pilou Asbaek - Chin Han - Juliette Binoche - Takeshi Kitano - Tricky.

Muchos imaginamos en algún momento de nuestras vidas ver esta película en particular en versión real action. Y este era un anhelo que tenía sus riesgos, ya que el fracaso de obras salidas de cómics, libros, video juegos, etc. no tienen el éxito asegurados. Por mucho prestigio que tuvieran las obras originales, no había nada que evitara que al momento del estreno las salvara de la condena (y casi maldición) de fallidas adaptaciones cinematográficas. Pero de los errores se aprende, y es que no hay otra formula que la de respetar un poco la estética de los personajes principales y por sobretodo la historia que la hizo famosa. Hoy por hoy, las adaptaciones de superhéroes llevados al cine están colmando la paciencia hasta de los más fanáticos. Y el motivo es muy simple. Si bien una que otra ha tenido un tibio éxito, la formula ya esta casi agotada. Y como el cine (norteamericano en particular) se ha quedado prácticamente sin ideas, Hollywood tiene en la mira a Japón (y más específicamente al animé) como piedra angular fundamental que explotar en próximos proyectos. Y aquí si que hay material de sobra para tener asegurado (al menos) un par de éxitos a costa de otros. Y eso es “Ghost In The Shell” (2017) (Basada en uno de los animé icono de mediados de los años noventa (comentado en este Blog)). 


Quizás el nombre de Rupert Sanders no les diga mucho. Pues bien, el ha sido el encargado de dirigir uno de las grandes propuestas cinematográficas norteamericanas del año. Y lo que nos parece un poco insólito es que es su segunda película (la primera fue: “Blanca Nieves y el cazador” (2012) (¡¿...?!)). Y lo más insólito de todo, es que “Ghost In The Shell” es una obra sorpresivamente insuperable en términos de fidelidad. Y es que antes de entrar a la sala de cine, los pensamientos no se dejaban esperar, ¿veríamos un nuevo bodrio de una copia barata? Pero nos arriesgamos. Y el resultado no podía ser más satisfactorio. Sin tener en cuenta el manga homónimo en la que se basa su historia (creado por Masamune Shirow (cuyo nombre original es Masanori Ota) en 1989). La película se deja ver sin problemas incluso para quienes no están familiarizados con las obras anteriores, y otro punto a favor es que rescata de manera notable la complejidad de su contexto (independiente si en el animé la historia expone la historia desde otro punto de vista). Sin nombrar la alucinante factoría visual que nos hace pensar que para hacer una película como esta, primero hay que saber, entender el cine de animé en su totalidad. Porque de seguro de haber hecho muchos cambios, el fracaso hubiera sido inminente. Aquí hay cambios, pero no digamos que son sutiles, mas bien son justificables si entendemos que la historia ha pasado del Cyber Punk de culto hasta el circuito comercial norteamericano con el único fin de vendernos un producto que a decir verdad felices hemos comprado. Pero tampoco debemos exagerar, porque el animé seguirá siendo una obra de arte insuperable. No obstante, debemos ser justos, y es que hay algo que es absolutamente imperdonable: considerando el reparto de lujo que tiene esta película (en la que destacamos unánimente a Juliette Binoche y Michael Pitt quienes cuando aparecieron a escena no pudimos ocultar nuestra cara de agradable sorpresa). Es la poco y casi nada aprovechada participación de Takeshi Kitano interpretando a Daisuke Aramaki. Sin duda uno de los más grandes fallos en términos de dirección de actores, porque hay que decirlo independiente del problema que puede generar las diferencia de idiomas, ¡tienes al gran Takeshi Kitano a tu absoluta disposición! Y lo que podemos ver de su personaje es de una sobriedad esquemáticamente calculada. Era como ver a otro Kitano, sin entender nada de nada. Cuando su presencia y con una mejor dirección podría haberse incluso robado la película. Pero hasta sus diálogos eran carentes de emotividad. Y hay que ser justos, tenemos muy claro que el problema no era de Kitano. Nos atrevemos a decir que quizás todo el esfuerzo técnico que se despliega en esta película terminó por olvidar un poco una mejor dirección interpretativa, y es que tenemos claro que los efectos especiales ya no son la piedra angular para mantener alejado del fracaso a una película y ejemplos hay muchos. Esta vez el error es absolutamente imperdonable. Y quizás los críticos más puristas destacan esto en la interpretación de Scarlette Johansson quienes declaran que el personaje le quedó demasiado grande. Y es que suele ocurrir cuando dejamos que las expectativas nos de una mínima orientación sobre que esperar de películas como estas. De prueba un botón: solo miren como camina Johansson en toda la película. Su concepto de androide es limitado, claro está. Hay escenas muy dramáticas en las que esperas el tiro de gracia que termine por hacerte creer que ella es un androide, pero sus lágrimas terminan por perturbarte más que sobrecogerte con lo que desea expresar. 
Extraño es que haya pasado tan rápido por las salas de cine locales, y que en ellas faltaron butacas que llenar. Pero bueno, hay que ser justos “Ghost In The Shell” es el inicio a la nueva explotación comercial impuesta por gringolandia y que viene cargada con obras de la talla de: Akira, Robotech, Death Note, etc. Y quizás lo único que debemos hacer al respecto es disminuir el nivel de expectativa para que el golpe después no sea tan fuerte.


Lo mejor de la película: Toda la parte técnica es absolutamente impecable y disfrutable (sobretodo en un par de secuencias que son el vivo retrato de animé, simplemente alucinante). 
La historia mantiene la complejidad psicológica que expone el animé. Pero con mayor énfasis en el personaje de Scarlett Johansson.
La sobrecogedora partitura original creada por Kenji Kawai (aún nos pone los pelos de punta).
Lo peor: Tener al gran Takeshi Kitano como un mero adorno, y no tener la suficiente capacidad direccional para obtener todo lo que puede entregar un artista como el.
Quizás esperábamos con demasiada ansiedad la aparición de “Proyecto 2501” (quien en el animé es centro de debate, que divide el alma humana dentro de una red de alta tecnología como recurso de vida eterna).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No olvides dejar tú comentario