domingo, 29 de mayo de 2016

"El mensaje" (Relato IV)

Hoy es como una tarde cualquiera, aburrida Ana busca en que entretenerse hurgando entre revistas y libros viejos, a pesar que la lectura no ha sido jamás de su interés, pero hoy se siente curiosa y explorará lo inexplorado, adquirir conocimientos es tan fácil que sólo tiene que nacer el interés, y dejar así la puerta abierta para transportarte a los mundos maravillosos que traen los libros, y Ana está a punto de descubrir el suyo. Revistas, periódicos y libros de todo tipo se presentan ante ella, ver las portadas, por ahora es más que suficiente, pero el título de un libro en particular llama enormemente su atención: "Descubre a tus ángeles, existen y están para ayudarte". Ana nunca pensó mucho en el mundo espiritual, y menos en ángeles, pero aún así comenzó a leer hasta que llegó a un capítulo en el que enseñaban cómo saber el nombre de tu ángel y si estaba a tu lado. Incrédula, siguió leyendo y descubrió que podía elegir una palabra, memorizarla y sin decirla a nadie, su ángel encontraría la forma de adivinarla y comunicarse con ella cuando fuera el momento.
Las visitas del abuelo Roberto eran de lo más entretenidas, siempre traía regalos para todos, era muy alegre y le gustaba disfrutar siempre de las cosas buenas que la vida le ofrecía. Pero no era querido sólo por su generosidad, ya que siempre estaba presente para su familia y regaloneaba espontáneamente a sus nietos, el abuelo Roberto tenía un gran corazón, y todo para él era una gran fiesta de la que era difícil no participar. Esa tarde llegó más temprano que otros días a almorzar, traía consigo su característico bolso lleno de cosas justas para la ocasión, Ana bajó del segundo piso para saludarlo, mientras este sacaba y sacaba cosas de su bolso mágico. Ana recibió una caja envuelta en papel de diario, y que al terminar de desenvolver, no pudo disimular su asombro al leer aquellas palabras impresas en el, que decían: "CHOCOLATE", la palabra ocupaba casi toda la hoja, por lo que era imposible ignorarla, y además porque era la palabra que había memorizado días atrás, y que ahora su ángel guardián había adivinado, y se había manifestado en el momento justo para que ella supiera y entendiera que el mundo espiritual existe, sólo hay que saber dónde encontrarlo.
Tommy M. (Autor)
Prometheus Sulaco (On Facebook). 

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