miércoles, 19 de junio de 2019

Bailemos......... mientras el mundo se cae a pedazos!!!



Título: "Clímax" (2018). País: Francia - Bélgica. Director: Gaspar Noé. Guión: Gaspar Noé. Protagonistas: Sofia Boutella - Kiddy Smile - Roman Guillermic - Souheila Yacoub.
La emoción juvenil se exalta ante la noticia de una promesa que trae consigo la felicidad que se cumplirá finalmente. Ser parte de una compañía de baile francés. Viajarán a los Estados Unidos para enfrentarse en una reñida competencia. Los elegidos, aman lo que mejor saben hacer y no pierden el tiempo en ensayar cada uno de sus extravagantes pasos. La música los hace entrar en una especie de catarsis, haciendo que sus cuerpos sucumban al ritmo vertiginoso del sonido palpitante, que recorre cada uno de sus músculos. En ese instante, olvidan sus diferencias formando una sola alma danzante, pero que pronto el destino los hará quebrantar peligrosamente su voluntad. 
Ha sido eventualmente inevitable pasar por alto cuando el gran Gaspar Noé hace nuevamente de las suyas. Precisamente porque no es un director que pase desapercibido. Y es que hay que ser justos también al descartar un par de realizaciones bastante desilusionantes de su muy distorsionada filmografía. La verdad es que como ocurre con la mayoría de los realizadores, cuando los proyectos no son propios sino encargos de grandes productoras, su resultado final suele ser bastante olvidable. Pero sabemos que esencialmente eso no define para nada si un director es bueno o malo (incluyendo este caso particular). Advertimos que su estilo puede que no sea del agrado de todos, sobretodo si el espectador no está acostumbrado al vértigo que produce el cine de Noé. Por ello, Clímax no pudo haber llegado en mejor momento. Principalmente porque Gaspi regresa al tipo de cine que lo hizo mundialmente famoso. Una enfermiza mezcla que danza entre lo perturbador y experimental (que siempre se le ha dado violentamente bien). Y no es difícil tener una remembranza ante aquel golpe fulminante a los sentidos que significó la magnifica Irreversible. 
Clímax es dueña de un ejercicio visual tan potente, que por momentos resulta hipnótica, engañadora y que literalmente nos sorprende con los pantalones abajo. Inicialmente porque juega con los diferentes estados de ánimo de sus protagonistas, haciéndonos testigos oculares de su exquisito paroxismo. A ratos divertido, a ratos desconcertante, pero aquí lo que prima es la degradación del comportamiento humano. Algo así como un inminente descenso al infierno que al principio podemos ver, pero que evoluciona hasta el grado de envolvernos en momentos tan pesadillescos como angustiantes. Lo más curioso de todo, es que su historia gira en torno a una jugarreta juvenil tan insospechada que las consecuencias son desgarradoras y potencialmente peligrosas. Y es justamente en esta etapa más oscura de toda la película que Noé se da licencia para golpearte una y otra vez, muchas veces sin descanso. Para ello, el desarrollo técnico de toda la película es otro de los engaños (porque hasta el dialogo más mundano tiene un fin retorcidamente metafórico) del realizador para hacernos participes activos de lo que ocurre y lo que está por ocurrir. Con planos secuencias muchos de ellos tan imperceptibles, demenciales que pareciera como si el director te quisiera embriagar con cada plano, con cada salto que va de personaje en personaje hasta descubrir reacciones ocultas (químicamente sobreexcitadas), impensadas de la psiquis humana. Su cámara inquieta y segmentada no quiere que te pierdas de nada que él considera vital (sobretodo si buscas algún personaje en el cual el espectador pueda descansar o lograr un mínimo de empatía, en su defecto y por momentos lo hace, pero luego te deja completamente sólo frente al caos, creando una indescriptible sensación de abandono y solitario voyerismo), no para entender, sino para dejar en evidencia los túneles más secretos de la mente humana, secretos no revelados hasta ahora.
Insuperable es la absoluta capacidad de Noé para manejar a su antojo diferentes tipos de atmósferas. Desde lo divertido y liviano, hasta un dramatismo tan denso que logra hacernos caer en una especie de abismo cercano a la tortura psicológica más aguda. Y es que muchas de sus secuencias nos recuerdan aquella densidad experimental que nos hizo traspasar otras dimensiones con Enter the Void. Y puede que aquí esté la muletilla de Noé, su insistencia para tratar de drogarnos hasta la sobredosis en una locura imprevista, la excusa perfecta para presentarnos un mundo en constante descontrol. Con la diferencia que, ahora no hay donde escapar, y la sensación de claustrofobia pronto nos pasará la cuenta, hemos sido advertidos pero no prestamos la más mínima atención. Aunque no obstante, y a pesar que la intención aquí es más perversa que nada, también es puesta a prueba el sentido del humor de un director que le gusta cruzar los límites. Y es que nunca sabemos si todo el caos traerá consigo más horror del que por momentos podemos sólo imaginar, nunca prever. Una constante en las obras más notables del realizador, que nos trae algo más que una simple historia (pecado imperdonable prejuzgarla), sino que nos entrega una forma fresca y novedosa para desarrollarla, innegablemente muy poco vista en el cine actual. En conclusión: una joya que desgarra la piel sin piedad. 

Escucha el CinemaPodcast de Climax: https://www.youtube.com/watch?v=6iOgElVdDHc&t=437s

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