lunes, 27 de mayo de 2019

"...Y entonces lloró, como un niño desahogándose de una experiencia... "


Título: "Astral" (2018). País: Reino Unido. Director: Chris Mul. Guión: Chris Mul, Michael Mul. Música: Ed Watkins. Protagonistas: Frank Dillane - Catherine Steadman - Trevor White - Darwin Shaw.
Había ya cerrado los ojos para lograr que el sueño lo venciera, y ojalá esta vez tener un reparador descanso. Pero sin proponérselo, su cuerpo se comenzó a tensar cada vez más. Creía que había entrado a un sorpresivo y automático estado de sueño, pero eso era casi imposible, ya que su insomnio se lo había impedido durante años, y esta no tenía por que ser la excepción. La creciente sensación de pánico se apoderaba irremediablemente de él, pues trataba de escapar de algo pero no sabía de qué. El ambiente tenía ahora un aspecto extraño casi irreal, todo al parecer estaba en su lugar, pero había algo tenebroso y oscuro que se hacía sentir denso y absolutamente opresivo. El pánico no tardó en transformarse en horror, que se manifestó en su cuerpo como un escalofrió sudoroso y perturbador, cuando escuchó un leve sonido de pequeñas campanas que provenían de la sala principal. En ese preciso momento, sintió como si la cama quisiera devorarlo lentamente mientras se hundía cada vez más en ella. Era como si una presencia invisible y malévola estuviera ahora sobre él, tratando de quitarle su último aliento. Solo podía mover los ojos y su cabeza levemente, y tratando de gritar por ayuda a su novia que se encontraba profundamente dormida a su lado, no lograba más que emitir débiles gemidos bañados de profundo pavor y desesperación. Aquel sonido tintineante de campanas, se acercaban cada vez más, ahora se escuchaban con mayor fuerza en el pasillo, y él sólo podía observar la puerta abierta de su habitación iluminada por la luz que provenía del exterior, con el miedo palpitante de que en cualquier momento vería aquella presencia que se había apoderado completamente del lugar. Pero repentinamente algo aún más desconcertante ocurrió. Observó con espanto, como una especie de nube aparecía de la nada a tan sólo pocos metros de su cama. Y a través de ella, se dejó ver un pequeño bosque cuya tenue luz le daba un aspecto poco tranquilizador, era como ver un cuadro colgado en su pared, pero dentro de ella todo cobraba vida. Una bruma se cruzaba por entre los árboles, y aquella luz espectral los hacía verlos como siluetas de calaveras saliendo desde las entrañas de la tierra negra e imperturbable. Esta pesadilla viviente parecía no terminar, bajo él sintió las ahora húmedas sábanas que se pegaban a su cuerpo, confirmando que no podía despertar de un sueño que en realidad no era sueño, sino que era más bien una experiencia perturbadora en la que se veía absolutamente vulnerable, lejos de su control y comprensión. Y entonces su más horrible temor se hizo realidad. Observó con espanto, una sombra humanoide que se escondía por entre los árboles amenazante y con el claro objetivo de acercarse a él con un diabólico propósito, propósito que desconocía pero que intuía no era nada bueno. Presa del pánico más horrible y desolador, trató con todas sus fuerzas poder mover su cuerpo, pero ni un solo músculo respondió a sus infructuosos estímulos. Aquella silueta, era como una sombra con vida propia, parecía a simple vista que era de una altura considerable, y sin atisbo de facciones de ningún tipo, su presencia era horriblemente amenazadora. Se cruzaba por entre las ramas y árboles con una velocidad paranormal, acercándose cada vez más a él, quien ya incapaz de soportar la sensación de terror, utilizó la única herramienta que le quedaba para probar si esta vez terminaba con lo que parecía una demoníaca tortura psicológica. Rezó con todo su corazón el Padre Nuestro, en momentos en que aquella cosa humanoide que le inspiraba un indescriptible horror ya casi estaba sobre él, cerró los ojos y rezó con una fe que jamás en su vida había sentido antes. Y como por arte de magia, algo pareció quitarse encima de él que lo hizo despegarse violentamente de la cama, pudo respirar con mayor normalidad, y una sensación de absoluta desolación se apoderó de toda su castigada humanidad por algunos momentos, y entonces lloró como un niño desahogándose de una experiencia que jamás en su vida olvidaría.   

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