sábado, 25 de noviembre de 2017

Que una película gamberra no es nada

Titulo: "The Black Room" (2016).
Protagonistas: Natasha Henstridge, Lukas Hassel, Lin Shaye, Dominique Swain, Augie Duke, Caleb Scott, James Duval.
Una pareja de tortolitos se mudan a su nueva casa, felices de la vida. Su vida es apacible, pero al parecer tienen problemas íntimos que no han podido solucionar. Mientras tanto, ignoran que algo extraño ha ocurrido en el lugar mucho antes que se mudaran. Cuenta la leyenda que un Incubo (demonio de género masculino que seduce a mujeres mientras estas duermen) fue invocado en un ritual satánico con el fin de someter a los humanos a su reino de placer infernal (algo que de verdad no suena nada de mal). Pero durante la ceremonia el demonio fue vencido y ¿adivinen donde fue enclaustrado el pobre? Si, en una habitación oscura con un amuleto de protección contra fuerzas demoníacas. Pero de eso, ya ha pasado un buen tiempo, y el Incubo ya esta más que nervioso (si saben a lo que me refiero) y necesita nutrirse de alguna doncella que caiga en sus redes, para así poder engendrar su propia familia. Es así que en un intento desesperado por volver a probar la carne humana, posee el cuerpo del hombre de la casa para cumplir con su orgásmico propósito.
Un argumento como este no podía quedar exento de al menos una mínima mención. Y es que tienen frente a uds una de las peores películas de terror del año (aunque el terror es absolutamente cuestionable). Y hay que ser justos (y no es necesario tampoco utilizar eufemismos), ya que esta es deliberadamente una parodia por donde se la mire (mala, pero parodia al fin y al cabo). Pero eso no es suficiente para considerarla
siquiera como una rareza. Hay muchas películas que cumplen a cabalidad esta especie de categoría algo efímera (o inexistente si se quiere). Pero esta es directamente una película serie Z, con un pésimo director (incluido todo su personal técnico) y con actores sorpresivamente reconocibles quienes al parecer viven el ocaso de sus carreras al haber aceptado un proyecto tan gamberro como cutre. Y comenzaremos con la espectacular Natasha Henstridge (quien a mediados de los 90´s se convirtió en el deseo imposible del género masculino al interpretar a una de las más sexys alienígenas que han pasado por la pantalla con “Species”) ¿Qué hace ella en esta película? (y tampoco decimos que sea pecado, ya que tampoco la  recordamos en interpretaciones memorables, ya que a decir verdad son simplemente inexistentes). Como pueden suponer, la respuesta la ignoramos (y bueno sinceramente poco importa). Luego sigue un par más de rezagados, en el que se incluye a Lin Shaye, quien se parodia así misma y que al menos nos puede caer simpática en un par de escenas. Ahora bien, ocurre algo raro con algunas películas de esta calaña, y es el hecho que de lo malas que son, algunas al menos nos
pueden hacer pasar un buen rato viéndolas (aunque sea sólo para burlarnos de sus tan notorias falencias a nivel global). Y es que no se puede hacer mucho, ni siquiera pensar en el enfoque que el director quiso darle a la historia, porque simplemente aquí todo va de calentura en calentura. Y en eso es generoso, hay tetas casi por todos lados, orgasmos en público de lo más ridículo. Y casi todos se quitan la ropa, menos la protagonista (quien el espectador de seguro esperará con ansias, pero lamento informar que eso no ocurre, aunque hay una escena de sexo con una lavadora de lo más hermosa, con eyaculación incluida). Sin dejar de lado los humildes efectos especiales de telefilme de tarde de domingo (con relámpagos de lo más ochenteros), y la música (a veces desfasada, a veces innecesaria) que termina por poner los pelos de punta.
En definitiva, esta es una película que se hizo para…. La verdad es que tampoco lo tenemos claro, pero que al menos te sacará un par de sonrisas al detectar todas sus evidentes (y casi intencionales fallas).

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